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Bookshake – Design for the real world

La visión adelantada sobre el diseño de Victor Papanek aplicable a nuestros tiempos

Desconocía el trabajo y obra de Victor Papanek, un diseñador, teórico y activista austríaco-estadounidense. Por fortuna, este libro lo encontré en uno de los museos más icónicos del planeta: el Centro Nacional de Arte y Cultura Georges Pompidou en París, Francia. Me pareció una venganza deliciosa. Porque estudiando un poco sobre Papanek encontré que la Sociedad de Diseñadores Industriales de América (IDSA, por sus siglas en inglés) reaccionó con particular severidad a las ideas de Papanek, le pidieron que renunciara a su membresía a la asociación y también boicotearon una exhibición planeada en el Centro Pompidou en París. ¡Me encanta la justicia creativa! Porque fue justo en el Pompidou donde conocí este fascinante libro,

Me atrapó de inmediato. Cada página me acompañó en los vagones del metro en París, en los parques, en las tardes, en los aeropuertos de Francia, Colombia y México y mucho más; son de esos libros que viajan contigo por todo el año acompañándote con ideas, con momentos de la historia que no conocías pero que pareciera que acababan de ocurrir. Así que aquí les dejo la reseña de este libro en BookShake.

“Design for the Real World” apareció en el mundo en 1971 y se ha convertido, desde su primera edición, en todo un clásico del diseño. Se ha traducido a veintitrés idiomas y en este libro, Victor Papanek destroza la falta de ética del “diseño”, convirtiéndola en artefactos – objetos fetiches con obsolescencia programada que alimenta a un diseño capital basado en la producción masiva, la compra y el desperdicio.

Pero también Papanek examina los intentos de los diseñadores para combatir la cultura de los productos de mal gusto, inseguros, innecesarios, capitalmente empujados por la potencia de la publicidad masiva, artificialmente diseñados, mercadológicamente vendidos, frívolos e inútiles. Nos muestra también cómo el diseño puede ayudarnos a reducir la contaminación, el hacinamiento, el hambre, la obsolescencia y otros males modernos. Papanek pone en la mesa una nueva era de diseño moral, social y ambientalmente responsable.

Y es que deténganse un instante: ¡es un libro escrito a inicios de los 70`s! Y todos los argumentos que expone los hemos llevado al límite en pleno 2022. ¡No hemos aprendido nada en los últimos cincuenta años! Papanek nos pone ideas brillantes como sus políticas de diseño social, progresismo, pensamiento crítico, anticorporativismo y sustentabilidad ambiental; nos expone la importancia de las escuelas de diseño de abrazar una nueva filosofía de educación. Nos ofrece una economía alternativa basada en la “solución de problemas” a través del diseño, la creatividad y la innovación. E incluso nos advierte de la importancia de la historia y de la obtención de nuevos insights multidisciplinarios en donde la data y la biomimética, debería ser la base de sabiduría para la resolución de problemas de la humanidad

Este libro es una crítica poderosa, un planteamiento elegante, una provocación enérgica sobre el sistema capital en el que vivimos; uno en donde producimos, consumimos y desechamos. Uno en donde los diseñadores y creadores, han sido utilizados, consumidos y desechados. Papanek habla sobre los futuros y marca una poderosa línea sobre temas que hoy son necesarios como la agricultura urbana, la comida lenta y los movimientos de ciudades lentas de principios de la década de 2000,las culturas maker y hacker, el diseño crítico, el diseño social, el diseño accesible y el diseño de código abierto,etc.

Es viaje largo y nada fácil de explorar, sobre proyectos de diseño en Finlandia, Indonesia, Estados Unidos y Suecia. Pero en definitiva este libro es un grito desesperado suspendido en el tiempo, que ha encontrado en el contexto actual, un nuevo estruendo y amplificación; sumado a una necesidad de recurrir a él y atrevernos a resolver con sus ideas, las cosas que su generación de líderes… no se atrevió a hacer. ¡Cobardes!

“La educación en diseño hoy mezcla un estudio de la obsolescencia forzada con un estudio de la estética, etiqueta a la descendencia idiota del mestizaje como “Buen Gusto” y lo deja así. El principal problema de las escuelas de diseño parece ser que enseñan demasiado diseño y no lo suficiente sobre el entorno social y político en el que se desarrolla el diseño”
Victor Papanek

Una de las discusiones iniciales del libro es la polémica entre: el diseño solo necesita ser funcional o también debería ser estético. En los primeros años del diseño tal pareciera que la discusión de la “estética” era la dominante pero para Papanek en el diseño, la función es todavía más importante y logra detectar seis aspectos importantes:

Sin embargo, Papanek señala que las personas prefieren el diseño por el sentido “ornamental” en lugar del racionalismo o incluso el pensamiento místico. E incluso es al transmitirse masivamente crea lo que conocemos status quo. Las personas prefieren encajar y pertenecer a ese pensamiento colectivo. Eso lleva al diseño a crear solo objetos y artefactos.

Para Papanek el trabajo final del diseño, es transformar el ambiente y las herramientas del ser humano, como una extensión de él mismo. Algo que sin duda debió ser inspirado en uno de los paradigmas de Marshal McLuhan “Los medios como extensión del hombre”. Para Papanek el ser humanos siempre se ha cambiado a sí mismo y a su alrededor a través de la ciencia, la tecnología y la producción de masa, produciendo una aceleración en la velocidad de transformación. También eso nos ha permitido entender, aislar y definir nuevos problemas con el objetivo de resolverlos, imponernos nuevos objetivos y con ello, diseñar futuros posibles.

Más que belleza: el diseño produce herramientas y objetos funcionales para la sociedad humana. Cuando la gente escucha la palabra diseño, piensa en sillas elegantes y alta costura. El diseño se asocia principalmente con el diseño de productos y hacer que las cosas se vean hermosas. El buen diseño es algo más que la estética. Se trata de herramientas, productos y sistemas funcionales que también son estéticamente agradables. Los buenos diseñadores crean cosas que satisfacen una variedad de necesidades: son útiles, inspiradoras y hermosas. Por ejemplo, el cuadro La última cena de Leonardo da Vinci cumple muchas funciones diferentes: cubre una pared fea; inspira a la gente a pensar profundamente en la Biblia; y crea asociaciones con la Biblia para los espectadores que la ven.

Por su parte algunos de los libros de diseño industria sugieren que el diseño nace en el preciso momento en el que el hombre comenzó a hacer “herramientas”. Eso evolucionó a un diseño industrial que comenzó a eliminar los excesos decorativos, diseccionó el producto para hacerlo eficiente, mejor y solo después, a hacerlo hermosos. Fue en 1984 cuando se declaro que la máquina llegó para quedarse y se invitó a los diseñadores a usarla como herramienta para tomar ventaja de ella y no para prostituir al diseño. Pero fue hasta 1919 que finalmente se creó una corriente ideológica que fusionó arte con máquina. Se le llama Bauhaus.

La Bauhaus fue la primera escuela en considerar al diseño como una parte vital del proceso de producción en lugar de solo “arte industrial” o “arte aplicado”. Fue así que se lograron intersecciones como la interacción entre herramienta y material. La Bauhaus creó una escuela de pensamiento fascinante pero las escuelas americanas de diseño no lo tomaron y en su lugar siguieron perpetuando el infantilismo del diseño.

Papanek menciona que el Diseño Industrial es la práctica de analizar, crear y desarrollar productos para la producción masiva. Su objetivo es lograr formas en las que se asegure su aceptación y uso antes de la inversión extensiva de capital, lo cual permitiría una amplia distribución, un precio accesible y ganancias razonables. Sin embargo no ha pasado así. Se utiliza el Diseño Industrial solo con fines económicos y no realmente con objetivos funcionales. Es así que comienza hablar de un término necesario: “Diseño honesto”. El diseño honesto es un diseño centrado en el uso, en lugar de un diseño centrado en las ganancias (ventas).

Papanek exploraba conceptos como la tecnología de ciencia ficción. Y le llamaba un concepto que le incomodaba: la obsolescencia. Concepto que desde la Segunda Guerra Mundial comenzó a utilizarse masivamente como un logro capital lo cual aceleraba el consumo. Para él había tres tipos de obsolescencia:

Menciona a Paul Harrison, que compartía una visión apocalíptica de los años a venir, él decía: “La tercera guerra mundial comenzará en el tercer mundo. Será una pelea de desesperación por personas forzadas a una posición en donde ya no tienen nada que perder”. Fue ahí en donde Papanek comenzó a interesarse por los efectos del diseño en el tercer mundo. Acto que provocó molestias, desacuerdos e inclusive rechazo de todos sus colegas, debido a que Papanek era tremendamente crítico en los efectos de la industria del diseño, la subversión de las escuelas de diseño y del gobierno mismo. Fue así que se topó con los dilemas éticos del diseño que expuso en 1984, en donde evidenció los problemas de los pobres y de la necesidad del diseño de resolver esos problemas.

Sin embargo el crecimiento cancerígeno, egocéntrico y capitalista del expresionismo creativo individual, inundó las artes y finalmente al diseño. En la novela “Magister Ludi”, Hermann Hesse escribe sobre una comunidad de élites intelectuales que perfeccionaron la mística y el lenguaje simbólico del algo conocido como “Bead Games”, que reducía todo el conocimiento a una pequeña y unificada teoría de campo. Esto provocó todo un disturbio con los artistas contemporáneos. Te guste o no, los artistas contemporáneos viven en la sociedad contemporánea. En donde los humanos viven en el ambiente de máquina y la máquina vive en el ambiente humano. Algunos artistas, ven a la máquina como una amenaza, algunos como una forma de vida y algunos como una salvación. Los diseñadores, por contraste, intentar usar los valores de asociación y lo entienden más ampliamente en una cultura o subcultura. Habla de Andy Warhol y Marcel Duchamp.

Para Papanek, vivimos en una sociedad postindustrial abrumada con “gadgets” y artefactos triviales manufacturados. Eso ha creado un problema del diseño en donde el punto de partida debería ser la resolución de un problema real, no solo de la estética, el interés comercial o el buen diseño. Pero lamentablemente el “diseño” es una pieza de lujo, disfrutado y promovido por una élite económica, cultural y tecnológica. Que potencia productos de consumo de “alta calidad” que gozan de un gran desempeño (performance) con el objetivo de crear una buena satisfacción de usuario. Sin embargo carece de responsabilidad social.

En un libro titulado “Creatividad contra Conformidad” del Doctor Robert Lindner, se hablaba de la triada (triángulo) de limitaciones: Dios, el destino y el accidente. Y si debiera existir un propósito en la vida humana, es romper dichas limitaciones. Llamamos como sociedad “progreso”, cualquier de las mejoras o pequeñas victorias que tenemos sobre esas limitaciones. Sin embargo la triada de limitaciones ha evolucionado a esto:

Limitaciones biológicas, limitaciones de mortalidad y limitaciones de habitat-

Papanek expone el libro de Pontus Hultén, titulado “La máquina que vio el fin de la era de máquinas” de 1968, en el que menciona que la producción de artículos que nadie realmente necesita pero que están exhibidos en los anaqueles de las grandes tiendas, es uno de los síntomas de que básicamente estamos haciendo todo mal en un mundo de sobreproducción y desnutrición. Es entonces cuando Papanek propone que se necesita una conciencia social en el diseño que sea relevante para las necesidades de las personas del mundo actual. Invita a observar la forma en cómo las personas o diseñadores del tercer mundo, resuelven sus problemas actuales, porque son más capaces que los diseñadores fuera de ese tercer mundo.

Es entonces cuando llegamos al capítulo cinco del libro: Nuestra cultura Kleenex, en donde habla de obsolescencia y valor. Toma el ejemplo que desde la Segunda Guerra Mundial y hasta 1978, las manufacturadores de autos vendieron sus autos bajo el concepto de que es de “estilo” cambiar tu auto cada tres años. Cuando las personas son persuadidas, atacadas con publicidad, inundada en propaganda, etc; son víctimas de la cultura Kleenex. Comprar, usar, tirar. Cuando diseñamos y planeamos cosas para ser desechadas, ejercitamos y hacemos más fuera el cuidado del diseño respecto a factores como la seguridad y la alineación de los trabajadores, usuarios y consumidores. Esto es posible por la producción de masa. Con esto hemos creado una sociedad del desperdicio, con una incremental obsolescencia tecnológica, el cambio por productos nuevos y radicalmente mejorados por diseño. Pero Papanek propone dos ideas:

El diseñador debes ser consciente de su responsabilidad social y moral. Debe analizar el pasado así como el futuro como consecuencia de sus actos. Pero hay una falta de ideales que solo han sido sustituidos por aspiraciones económicas. La habilidad más importante de un diseñador puede traer a su trabajo es la habilidad de reconocer, aislar, definir y resolver problemas. Para Papanek, el diseño debe ser sensible para identificar los problemas actuales. Ese descubrimiento y se definición son el inicio de la idea que nos lleva a la solución; proceso que llama “creative problem solving”, definido por un momento genial de creación, un chispazo que detona una revelación o hipótesis de resolución.

Los diseñadores tienen una gran responsabilidad por las consecuencias que sus diseños tienen en la sociedad. En el mundo cada vez más complejo de hoy, hay más y más cosas que necesitan ser diseñadas. Eso significa que las decisiones de los diseñadores afectan a muchas áreas diferentes de la sociedad. O incluso las decisiones de diseño aparentemente simples tienen un gran impacto en el mundo. Por ejemplo, las opciones de recetas y empaques se pueden usar para ayudar o lastimar a las personas. Por lo tanto, los diseñadores deben asumir una gran responsabilidad porque están tomando decisiones importantes que afectan a millones de vidas. El diseñador también debe tener en cuenta otros factores como las condiciones laborales y el impacto ambiental. Si la radio está diseñada para personas pobres que no tienen acceso a la información, entonces el bien social supera las consecuencias negativas de producirla a bajo precio o de utilizar materiales nocivos para el medio ambiente.

Papanek habla sobre la conformidad, piensa que la conformidad es un valioso rasgo humano que nos ayuda a mantener unida a la sociedad. Pero hemos fallado en confundir conformidad en acción con conformidad de pensamiento. Ante esto, vivimos en una sociedad que penaliza a los individuos altamente creativos debido a su autonomía inconforme. Con una presión constante hacia menos individualismo y una más grande conformidad forzando a la sociedad con publicidad masiva, medios masivos, producción masiva y automatización; la habilidad de resolver problemas de una nueva forma se está volviendo en una rareza.

En una sociedad acelerada, incrementalmente compleja; el diseñador enfrenta más y más problemas que pueden ser resueltas solo a través de nuevos datos.

Los graduados de diseños dejan sus escuelas con un poco de know-how, un sumado de habilidad y una poco de sensibilidad sobre estética pero, sin ninguna herramienta ni método para tener insights o data básica. Ellos son incapaces de resolver nuevos problemas debido a los bloqueos perceptivos, emocionales, asociativos, culturales, profesionales, intelectuales y ambiembtales.

¿Cómo hacer a un lado esos bloqueos? Papanek propone un listado de métodos que ayudan a resolverlo:

Todo esto puede desarrollar un ambiente de diseño creativo que permita a los diseñadores trabajar en áreas que les permitan desarrollar alta tolerancia incluso para el error experimental.

En el capítulo ocho habla de los Biónicos, es decir, el uso de prototipos biológicos para el diseño de sistemas desarrollados por el humano. Es el estudio de los principios básicos de la naturaleza y aplicarlos en las necesidades de la humanidad. Para Papanek, es necesario un equipo de diseño cross disciplinario que incluya antropólogos, ingenieros, biólogos y psicólogos.

Papanek propone principios básicos:

Y es que para Papanek, la innovación en el diseño y la arquitectura, está relacionado con la biología. Necesitamos observar los procesos naturales. Incluso menciona que si la revolución industrial nos dio una era mecánica y los últimos años estamos en una era tecnológica; entonces ahora estamos emergiendo a una era biomórfica.

Basta mirar alrededor de nosotros, las manifestaciones naturales y las estructuras primitivas las cuales no han sido investigadas, explotadas o usadas por los diseñadores. Las características de crecimiento de casi cualquier planta nos podría proveer soluciones a los problemas de innovación de diseño.

El diseño industrial y el diseño ambiental podrían ser expresados como una función; su valor podría ser expresado en términos de relaciones: la relación entre habilidad humana y necesidad humana.

La humanidad es única entre los animales y su relación con el ambiente. Los otros animales adaptar su autoplasticidad a ambientes cambiantes pero solo la humanidad transforma la tierra para ajustarla a sus necesidades y deseos. Este trabajo de dar forma y reajuste ha sido la responsabilidad del diseñador. Es decir, tenemos una humanidad artificial que utiliza al diseño como su principal herramienta de artificialidad.

Papanek invita a los diseñadores a abrazar el poder de cambiar, modificar, eliminar o evolucionar nuevos patrones. Les plantea preguntas como: ¿hemos educado a nuestros clientes, a nuestras fuerzas de ventas o a nuestro público? ¿Los diseñadores se han levantado con integridad? ¿Los diseñadores han empujado las cosas adelante, no solo en términos de mercado, sino realmente considerar las necesidades de las personas con una fuerte ética profesional?

Papanek muestra con claridad los cinco mitos que conforman la filosofías de casi todos los diseñadores industriales:

En la recta final del libro hace una crítica poderosa a la industria de los autos. Una industria que parte de vender autos que no pueden conducir en el 96% del terreno del planeta tierra. Un auto que está parado en la cochera el 95% de la vida útil. Un auto que contamina al mundo y que fue una excusa de la detonación de la industria petrolera. Un auto que condicionó el nacimiento y vida de las “ciudades” como las conocemos. ¿Por qué los diseñadores permitimos todo eso? Su solución es rediseñar el “sistema” de transporte por completo, no como producto, sino como sistema.

Papanek escribe que si logramos que diseño sea ecológicamente responsivo, entonces será revolucionario. Todos los sistemas, el capital privado, estados socialistas, economías mixtas; están construidos con la base de que el modelo consume, desecha. Y el diseñador está directamente relacionado a esto.

Como sociedad estamos comenzando a comprender que nuestro reto como sociedad no recae en la producción de bienes o servicios. Necesitamos diseñar opciones que nos permitan elegir entre “qué tan bueno es” en lugar de “cuánto cuesta”. La moralidad, la estética y los valores éticos serán parte de esas opciones.

Para lograrlo, Papanek menciona que necesitamos rediseñar a la “educación”. Hoy la educación de diseño está basado en habilidades, talentos productivos, entendimiento de conceptos y teorías y finalmente, desarrollar una filosofía. Lo malo es que las habilidades están obsoletas y los métodos que enseñan ya han caducado. La educación es un proceso en el que el medio cambiar al alumno y el alumno cambia al medio; es decir, hay una interacción. Pero el problema de las escuelas de diseño es que enseñan demasiado diseño pero nada de ecología, sociedad, economía, política ambiental, etc; en donde el diseño también participa.

Papanek aboga por el diseño integrado que apunta al “generalismo” (justo como apunta en su libro “Rango” de David Epstein) . Diseño integrado no es una serie de habilidades, técnicas o reglas, pero sí que son una serie de funciones ocurriendo simultáneamente en lugar de una secuencia lineal. Estos eventos simultáneos pueden ser pensados en términos biológicos como la fertilización inicial, desarrollo, crecimiento, producción y evaluación; así como la reiniciación, regeneración o ambos. El diseño integral demanda que establezcamos un nivel de complejidad sobre el problema al resolver.

Finalmente el diseño integral debe considerar a los grupos sociales, clases y sociedades. El diseño debe de re-examinar qué tanto quiere perpetuar sistemas existentes y status social. También es anticipatorio, analiza la data, las tendencias y extrapola en escenarios de futuros.

El ser humano por su naturaleza es un “generalista” pero es a través de las herramientas y los ambientes que diseñamos, los que nos empujan a la especialización. Pero podemos inspirarnos en el mundo natural para aprender de su: interlocución, su responsividad y su auto regeneración. Mucho al estilo de Nicholas Taleb en su “Antifrágil”

Papanek propone explorar cómo las diferentes culturas humanas han existo a lo largo del tiempo y diversos lugares del planeta. Ensamblando esa diversidad cultural, conocimiento, estructura, religión, así como su información social y comportamiento; podemos obtener grandes conclusiones para el diseño. Nos ayudaría a ser ecológicamente responsables y socialmente responsivos, es decir, absolutamente revolucionarios.

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