Bookshake – The signal and the noise

La señal y el ruido (The Signal and the Noise: Why So Many Predictions Fail-but Some Don't)

Como siempre lo hago, comenzaré por contarte sobre el autor del libro que en este caso es Nate Silver. 

Nate Silver ha vivido toda su vida alrededor de la predicción. En 2002, mientras trabajaba como un consultor más para la firma de contabilidad KPMG, ideó un método revolucionario para predecir el rendimiento de los jugadores de béisbol, que posteriormente adquirió el sitio web Baseball Prospectus. Al año siguiente, se dedicó al póquer en su tiempo libre y renunció a su trabajo después de ganar $15,000 dólares en seis meses, cabe mencionar que sus ganancias anuales de póquer pronto llegaron a las seis cifras. Luego, a principios de 2008, Silver notó que la mayoría de los pronósticos políticos eran “basura” por lo que decidió también reinventar ese campo. Sus poderes “predictivos” eran tales que en un momento la campaña de Obama recurrió a él en busca de orientación. 

Actualmente, dirige el sitio web político FiveThirtyEight.com, donde publica un pronóstico actualizado de las elecciones y temas coyunturales.  

Debido a que es un libro con muchas gráficas que hacen referencia a pronósticos estadísticos, evitaré clavarme en la parte técnica y concentrarme en lo que, desde mi perspectiva, son los puntos más importantes de cada capítulo. 

Te dejamos este episodio de BookShake en donde puedes escuchar el análisis que le hicimos al libro:

Y también puedes leer el análisis profundo que hicimos de él:

1. Un fallo de predicción catastrófico 

En la primera parte del libro, Nate se encarga de analizar las cuatro principales fallas de predicción que se sumaron a la crisis financiera de 2007. El primero de los cuales fue la burbuja inmobiliaria. Los propietarios esperaban que los precios de la vivienda siguieran subiendo, lo que provocó que se vendieran más viviendas y, posteriormente, más personas se vieran gravemente afectadas por la crisis financiera. 

El segundo fue que las agencias calificadoras no evaluaron con precisión el riesgo asociado. Standard and Poor’s calificó las obligaciones de deuda garantizada en AAA. Silver argumenta que no fue ignorancia por parte de las agencias calificadoras, sino que los modelos estaban “llenos de suposiciones erróneas y falsa confianza sobre el riesgo que podría presentar un colapso en los precios de la vivienda”. 

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