Entendiendo a la Gig Economy

Alrededor del mundo la economía “Gig” se ha convertido en la opción laboral de millones de personas. ¿Cuál es el presente y futuro de esa economía?

Alrededor del mundo la economía “Gig” se ha convertido en la opción laboral de millones de personas. ¿Cuál es el presente y futuro de esa economía? Lo analizaremos todo en esta entrega de la BCI.

Dejemos el término en claro

Honestamente no me siento cómodo cuando hablo de la “Gig Economy” (economía del concierto / gig) porque no logra describir lo que está sucediendo realmente con una nueva economía en donde las “apps” funcionan como contratistas pero son realmente las “plataformas” las que fusionan al cliente, lo enlazan algorítmicamente con una base de datos que a su vez tienen a un dador de servicio. El diccionario de Cambridge define a la “economía gig» como una forma de trabajo donde las personas desempeñan empleos temporales o realizan tareas específicas, cobrando de forma independiente sin tener que trabajar para un empleador. Cuando pides tu comida en Rappi no estás contratando al ser humano que te entrega la comida o al que te la hace, sino que un algoritmo conecta el pedido con un repartidor mismo que viaja al restaurante y te lo entrega en tu casa. Toda la transacción ocurre en una plataforma digital que es parte de un sistema de mercado libre que consiste en un contrato efímero, o trabajo independiente realizado de forma temporal o a corto plazo, a cambio de una comisión de la transacción realizada en el “app».

Desde mi punto de vista, el término “economía gig” es muy corta para entender el fenómeno real. En todo caso el término correcto sería “App Economy” , la cual describiría a cualquier persona que obtuvo una fuente de ingresos, colaborando con una compañía que su canal de entrega de experiencia es principalmente una plataforma digital (app, webapp). El término fue creado por Apple en 2008 en donde incluso utilizan la frase «There’s an App for That” al referirse a las enormes funcionalidades que se encontraban disponibles en su App Stores.

Pero honestamente tampoco me siento cómo con el término “App Economy” porque realmente lo que estamos viviendo es un “Platform Economy” como les muestro a continuación:

Este modelo lo desarrollamos en Blackbot para entender una de las 9Ps (Plataforma).

Como verán en este ejemplo que desarrollamos en Blackbot; “Plataforma” que es una de las “P”s del modelo de 9Ps desarrollado en Blackbot está en el centro. Ya que son justamente las compañías de nueva generación las que desarrollan estas apps, plugins, algoritmos, inteligencia artificial que viven en estas plataformas y desarrollan un nuevo modelo de relación que ha derivado en una nueva economía en donde tenemos:

Todas tienen en común algo: conviven con una plataforma que invierte en tecnología, seguridad, algoritmos pero sobre todo, atrae una masa de clientes potenciales buscando tu producto, servicio o contenido (algunos lo llaman «agregador»).

Photo by Brooke Cagle on Unsplash

Todos ya participamos en esta economía

Si pensabas que la gig economy solo era un tema de los repartidores, te equivocas. El podcast que escuchas, el video de tu Youtuber favorito, el contenido que lees en Medium, cada vez que pides Uber; todos son parte de la economía de plataforma.

Pero partamos de lo básico, piensa en todos los que ahora mismo están trabajando como repartidores y choferes de plataformas como Uber,Rappi, Didi, etc. Es tan grande el fenómeno que con base en datos de un artículo de Forbes, en países como México, 1 de cada 5 trabajadores ha encontrado una fuente de ingresos, laborando para estas aplicaciones (12 millones de trabajadores independientes). En Estados Unidos entre el 20 y el 30 por ciento de la fuerza laboral participa activamente en esa modalidad de economía y se espera que en la siguiente media década, uno de cada dos trabajadores sea parte de esta nueva economía.

El informe realizado por Mastercard en el que se ha examinado la economía global de la gig, muestra un crecimiento significativo en términos de volumen bruto generado por los clientes.Podemos ver que la producción de la economía global ha sido de $ 204 mil millones de dólares en 2018 y se espera que sea de $ 455 mil millones de dólares para 2023.

Pero como te decía, esto va más lejos que solo ser repartidores o choferes de Uber. Si haces un podcast, eres ya parte de la “Platform Economy”. Si pones tu departamento en AirBNB, por supuesto que eres parte. Si vendes tu libro en Amazon, si grabas series en Netflix o si compartes contenido en YouTube, también. Si creas contenido para tus redes sociales ¡ya eres parte de esta economía! Incluso si trabajas formalmente como parte de la estructura empresarial de dichas compañías, eres parte de la economía de plataforma. Lo cual hace mucho más grande y relevante el entendimiento y tamaño de esta nueva forma de “trabajar”.

Illustration by Laurent Hrybyk

Cómo comenzó todo

Aunque podemos revisar histórica cómo ha evolucionado el concepto de “trabajo” desde la revolución industrial hasta la era victoriana, en donde la gente trabajaba en múltiples trabajos para tener una vida digna. La Economía Gig de patrones de empleo impredecible surgió realmente cuando los trabajos industriales eran estacionales. Solo que no eran nombrados de esa forma. El término «economía del concierto» fue acuñado por primera vez por la periodista Tina Brown en 2009. Escribió sobre la tendencia de los trabajadores a perseguir «un montón de proyectos flotantes, consultorías y piezas y piezas a tiempo parcial mientras realizaban transacciones en un mercado digital». En resumen, los trabajos son asignaciones basadas en habilidades o tareas basadas en necesidades.

Pero abre de 2009 fue en la revista “Wired”cuando el ex editor, Kevin Kelly, planteaba que las redes sociales y las plataformas de pago en línea abrirían una gama de opciones profesionales nuevas y gratificantes. También en un artículo publicado en Harvard Business Review de 1998, Thomas W. Malone afirmó que las «redes electrónicas” (Internet) disolverían la corporación como la unidad principal de la economía y la reemplazarían por «redes de individuos flexibles y temporales» que auto-seleccionarían sus trabajo.

Es fascinante ver que 20 años después de ese par de advertencias, sucedió lo que tenemos hoy: la posibilidad de tener acceso a personas que desempeñan trabajos puntuales y esporádicos a través de una plataforma, que algorítmicamente selecciona a la persona con la mejor reputación, oportunidad geográfica y habilidad posible, convirtiéndola en una oportunidad. Sucedió pero la teoría de que generaría un mercado laboral más eficiente y justo, no se cumplió. Los teóricos del movimiento “Share Economy” proponían una era en donde los trabajadores serían vistos como colaboradores con horarios flexibles, ahorro de costos para las compañías que participaron en él, motivación laboral para los “giggers” o trabajadores independientes y con ello más calidad de vida.

Le economía del creador ha potenciado a la Platform Economy

Ya lo comentábamos en uno de nuestros análisis anteriores sobre la «Creator Economy”. Uno de los efectos de la pandemia de Covid-19, fue que aplastó vastas franjas de la economía, reduciendo drásticamente la demanda de los consumidores, cerrando negocios físicos y eliminando millones de puestos de trabajo. Pero una de las ventajas fue aceleró la adopción digital, permitiendo que millones de personas entendieran y entraran en la economía digital potenciando sus habilidades existentes en servicios y productos vendibles que van desde libros electrónicos, metodologías, plantillas, clases, recetas de comida hasta podcasts, clubes de membresía, boletines y por supuesto, pornografía a través de plataformas como a Patreon (fundada en 2013), OnlyFans, Teachable, Twitch, Substack, Etsy, Knowable, Podia, Thinkific, Upwork, Supercast, Flexing It, Lulu, Smashwords, Outschool, Fiver, PeoplePerHour, Buy Me a Coffee y Gumroad.

Cada una de estas plataformas tiene un modelo similar en el que toman una comisión de las ventas que realices. Dicha comisión va desde el 5% hasta el ​​50%, o cobran una tarifa recurrente a los vendedores por acceder a su mercado. Los grandes inversores en tecnología han denominado a esto la «economía de la pasión», donde cualquiera puede beneficiarse haciendo lo que ama. Esto ha creado un nuevo mercado laboral en línea en el que los trabajadores dependientes de la plataforma, crean, distribuyen y monetizar sus propios productos digitales.

En un alto grado, las ideas que planteó Karl Marx finalmente tuvieron espacio en la economía de las plataformas: solo los trabajadores liberados con el control de la producción pueden absorber todos los beneficios espirituales y financieros de su trabajo. Y es que siendo honestos, la economía atraviesa un momento de “fragilidad” no solo por su incapacidad de estabilidad, sino que la tecnología se ha convertido en un disruptor total en donde la Inteligencia Artificial se convertirá en una de las grandes fuerzas que revolucionen la forma en como trabajamos y creamos valor. Por esa razón las personas se están comportando como “early adopters” (adoptadores tempranos), experimentando “alternativas” de colaboración laboral para la creación de recursos alternativos.

Eso ha motivado que los creadores encuentren nuevas formas para monetizar sus creaciones. Vean este video de la historia de Amanda Palmer, para que entiendan por completo el poder de este nueva economía:

Tribus de la Economía Gig

En el 2019 BCG Henderson Institute publicó un cuadrante en donde identificaron cuatro tribus de la economía gig. Esto como resultado de una encuesta a más de 11,000 trabajadores en once países que analiza la economía de los gig y la difusión de las plataformas digitales de trabajo compartido. Identificaron cuatro «tribus» de nuevos autónomos las cuales son: Nómadas Digitales y Expertos Fly-In, que negocian individualmente, y Clickworkers Autónomos y Valets Digitales, cuyo trabajo se basa en contratos establecidos por plataformas.

Modelo publicado en BCG.

Para la gente todavía no está nada claro si la economía dinámica representa un triunfo de la innovación tecnológica y la creatividad humana, o un fracaso de la economía tradicional y la red de seguridad social. ¿Es la plataforma una herramienta utilizada por el trabajador / creador, o es el trabajador / creador una herramienta utilizada por los ejecutivos de tecnología?

Photo by Brooke Cagle on Unsplash

El modelo de las 6D

No quiero sonar a alguien que excusa el abuso que los dueños de las plataformas han tenido respecto al desarrollo de su economía. Pero sí puedo entender que durante cuatro décadas hemos vivido curvas exponenciales respecto a la tecnología. Dichas curvas fueron identificadas por Peter Diamandis y Steven Kotler. Dichas etapas son las siguientes (basado en este artículo de Guillermo Rodríguez Lorbada ):

Críticas importantes

En 2014, la entonces reportera de Fast Company Sarah Kessler se convirtió en “micro-entrepreneur” y pasó un mes trabajando en la gig economy y su experiencia no reflejó la imagen optimista de la economía colaborativa que promueven empresas como Uber, TaskRabbit y Homejoy. Kessler adelantaba muchas de las críticas, errores y deficiencias que que se han hecho sobre el trato a los trabajadores en la economía de plataforma. Concluyó, de manera bastante condenatoria, que la economía gig, depende de las mismas personas que están sufriendo en el mercado laboral posterior a la recesión: los jóvenes que experimentan altos niveles de desempleo y subempleo, y todos aquellos que se ven forzados a trabajar a tiempo parcial y mal remunerados porque no pueden encontrar trabajos de tiempo completo que hagan uso de sus habilidades.

Sarah escribió un libro titulado “Gigged: The End of the Job and the Future of Work” en el que analiza todos los descubrimientos y reflexiones que encontró en ese proceso como que uno de cada tres trabajadores estadounidenses es ahora un trabajador independiente. Y la “economía gig”, no ofrece ni la garantía de horas fijas ni beneficios. Se pregunta ¿cuáles son los efectos de esta disrupción, desde Wall Street hasta Main Street? ¿Qué desafíos enfrentan los empleados y los solicitantes de empleo en todos los niveles de experiencia profesional?

En el presente las críticas no han cambiado. Hay un amplísimo segmento de críticos de la “Platform Economy”. En Estados Unidos se ha venido experimentando un deterioro económico de la “clase media” y eso ha incrementado el fenómeno. Plataformas como Uber, Postmates y DoorDash simplemente crearon un grupo gigante de servidores a los que se podía llamar bajo demanda. Es decir, la economía gig se convirtió en una colección, una base de datos gigante de seres humanos sirvientes calificados, puesta a disposición de sus nuevos “dueños momentáneos” , en una clase de servicio distribuido.

Las empresas dueñas de las plataformas tecnológicas, no han querido encontrar la forma de diseñar mejores salarios, seguros de vida y salud, fondos de ahorro pero sobre todo, un trato “digno” fuera de la precariedad social en la que viven todo esta nueva clase de trabajadores digitales. Han decidido invertir en tecnología, desarrollo de algoritmos, UX y UI, en lugar de centrarse en la experiencia de los creadores. Y esa es la oportunidad más importante de esta nueva economía con serias cuestiones económicas y éticas.

Photo by eggbank on Unsplash

Para los críticos, la economía gig es solo gente blanca redescubriendo sirvientes compitiendo entre sí por un ranking de calificación que les permite ser más esclavo pero con mayor posibilidad de ganancia precaria. Ofrecen comodidad para quien pueda pagar por los servicios, pero no prosperidad. Tocan millones de vidas, pero solo de manera superficial. Tal pareciera que esta fase de maduración de la economía gig es un síntoma del aumento de la desigualdad, no una solución.

Todo esto se ha promovido gracias al deseos de libertad financiera de toda una generación que ha intentado crear su propio negocio, ser emprendedor, ser un líder ideológico; síntomas de la cultura actual que celebra el espíritu empresarial por encima de preservar un trabajo. Y ahí es donde entra el marketing detrás de la economía gig, pero al mismo ahí mismo se encuentra la oportunidad más importante.

¿Cómo preparamos a nuestra economía tradicional y sus políticas para ver a estos nuevos emprendedores personales como “empresas personales” (nano empresas) que necesitan capital, necesitan apoyo educativo (sobre todo de cultura digital y financiera) y necesitan respeto como empresas “reales”? Si lo entendemos, tendríamos un verdadero efecto en la economía. Tendríamos personas que conectan con sus habilidades y sueños reales utilizando la nueva economía de plataforma, podrían encontrar una dinámica en la que serían choferes en la mañana, en la tarde se convertirían en artesanos panaderos y en las noches compartirían de clases de repostería francesa. De tal forma que cada vez puedan dedicar más tiempo a sus pasiones reales. Deberíamos mostrarle a la gente cómo conseguir trabajo con sus habilidades existentes y con ello generar valor para sociedad y riqueza económica. Encontraríamos un contexto en el que todo el mundo tuviera algo valioso que ofrecer y vivir dignamente con ello. Solo necesitamos encontrar una manera de llegar a todos.

¿Es esto un nuevo individualismo radical en donde cada persona tiene beneficios transferibles que se contratan a través de empresas privadas, y cada empleador temporal contribuye junto con los salarios? ¿Podemos diseñar otro camino más colectivo hacia un sistema de beneficios universales, como todos los demás países industrializados, donde los trabajadores podrían cambiar de trabajo sin preocuparse por perder sus beneficios? Definitivamente la economía ha cambiado, pero nuestras instituciones, y nuestras necesidades básicas humanas no. Seguimos necesitando vivienda, educación, programas de salud, comida, entretenimiento, cultura, etc. Seguiremos necesitando las protecciones y el empoderamiento de la legislación laboral. Probablemente este es el momento de pensar en un ingreso básico universal no vista como un impuesto más, sino como un modelo de riqueza compartida en el que podamos potenciar el talento humano.

Hasta el día de hoy, la gig economy no se trata de compartir; se trata de servicio en una relación marcada entre los servidos y los sirvientes, en un mercado laboral que no ofrece un salario justo ni horas confiables. La economía de las plataformas hasta el día de hoy, no se trata de ayudar a las personas que se están quedando atrás; se trata de explotarlos porque tienen que aceptar cualquier trabajo que encuentren. La economía de plataforma, aprovecha el analfabetismo tecnológico de los gobiernos, las empresas y los usuarios, para crear un modelo de empleo que priva a los trabajadores de los derechos que se han ganado durante más de un siglo de lucha laboral. Utiliza la automatización no para hacer un mundo mejor para todos, sino para poner los riesgos de hacer negocios sobre las espaldas de los trabajadores sin proporcionarles una compensación justa.

Doug Henwood , un periodista, analista económico, autor y comerciante financiero estadounidense que escribe con frecuencia sobre asuntos económicos; escribe que “la gig economy nos ve a todos como microempresarios que se defienden por nosotros mismos en un mundo hostil”.

Seguros y Gig Economy

¿Ya te preguntaste qué pasaría si tu mensajero de Rappi o Uber chocara en su moto o en su bici? Exactamente. Durante muchos años estas compañías no se hacían responsable de la vida y seguridad de sus “colaboradores y socios”. En el Estado de Querétaro, esa pregunta se plantearon desde 2019 en donde el secretario del Trabajo en Querétaro, José Luis Aguilera Rico, después de una serie de negociaciones ante las quejas e incertidumbre de los socios de la plataforma, quienes reportaron la falta de garantías a su integridad durante la prestación de sus servicios; obligaron a las compañías a brindarles pólizas de seguro médico, de vida y daños a terceros. Pero en muchos países siguen sin ofrecer cobertura.

Entre las empresas que buscan llenar este vacío se encuentra Zego , que surgió para servir a mensajeros en scooter como los que trabajan para Deliveroo , un servicio de entrega de alimentos. Zego ahora negocia un seguro de responsabilidad civil para los mensajeros que trabajan en Gran Bretaña para casi una docena de firmas diferentes como Amazon o Quiqup . Los mensajeros pagan por horas de trabajo. La cobertura comienza cuando activan la aplicación de mensajería en su teléfono y se detiene cuando cierran la sesión.

En Australia hay un startup llamado GigSuper un fondo que facilita a los trabajadores de la Gig Economy, ahorren para una pensión. Dado que los trabajadores de la gig economy son vitales para el panorama cambiante del mundo corporativo, insistir en que estas plataformas de gig sigan las reglas establecidas por el gobierno les brindaría a los trabajadores una mayor protección y garantizaría que la gig economy necesita tener un modelo que trabaje para proteger el presente y futuro de los humanos que decidan ser parte de ella. Pero en el fondo, es un esfuerzo compartido entre gobiernos, las empresas dueñas de las plataformas, los usuarios que disfrutan los beneficios y por supuesto, los trabajadores (gigers).

El futuro inmediato

En esta crisis, hay una lección para el futuro: la experiencia de los trabajadores gig refleja que la digitalización significa más que solo cambiar de canal. Se trata de reorientar los mercados laborales, garantizar una red de seguridad o sistemas de protección y bienestar social que protejan el derecho humano a la seguridad social de todas las personas en una era digital posterior a COVID. El auge de plataformas como “Gig Workers Rising” es un testimonio de ello.

Cuando compañías como Uber dejen de “bajar” inversiones o capital de riesgo, estos servicios dejarán de estar subvencionados y el precio aumentará para los usuarios y ya no bastará “explotar” a los verdaderos proveedores de servicios: los conductores, los propietarios de bicicletas y motos que invirtieron su tiempo para lograr que la economía colaborativa prosperara y se convirtiera en la economía gig que tenemos el día de hoy.

Esa “explotación” no ha llevado a esos proveedores a un contexto de prosperidad, sino a un escenario de explotación para mantener los precios bajos con la promesa de que las plataformas mejorarían la relación con el tiempo. El reto que tenemos que ajustar es encontrar el modelo que permita a todos esos trabajadores (conductores, repartidores, creadores de contenido, profesores, artistas, etc), poder vivir una vida con calidad que les permita tener acceso al nivel de oportunidad que deseen, enviar a sus hijos a la Universidad, viajar, tener una buena salud, oportunidad de vivienda, etc. Ya no podemos apostar por la uberización del trabajo.

Según el reporte “Future of Work Accelerated” de Deloitte , tres de cada cinco organizaciones (60%) están evaluando una proporción cada vez mayor de trabajadores por encargo para reducir la dependencia de la fuerza laboral a tiempo completo.

Además, los restaurantes buscarán entregar los pedidos directamente a los consumidores, ya que cualquiera puede comenzar a hacerlo con un poco de inversión en tecnología, lo que ahorrará costos a largo plazo y reducirá la dependencia de los agregadores como Uber. Dado que la seguridad y la higiene también serán cruciales, la transparencia en la cadena de suministro alterará por completo la nueva economía.

Blockchain y gig economy

En un artículo publicado en 2018 por BBVA se exploraba ya la relación de la tecnología blockchain con la ‘gig economy’, la cual podría aportar soluciones de seguridad y control para garantizar la transparencia en la relación entre las partes implicadas. Mencionaban el proyecto del MIT (Massachusetts Institute of Technology) que habían lanzado una plataforma en la que, a través de la tecnología blockchain, se validan las credenciales de sus alumnos. La aplicación funciona como un  “monedero ‘blockchain’ en el que el alumno lleva los títulos y documentos con los que puede acreditar que ha realizado su formación en el MIT.

Las plataformas de búsqueda de empleo ‘freelance’ como CoinlancerEthlance han incorporado blockchain para añadir transparencia a las transacciones económicas que se realizan entre cliente y empleado. En ambas plataformas los proyectos se remuneran a través de criptomonedas. En el caso de Coinlander, tiene su propia moneda digital ‘CL tokens’ y la plataforma Ethlance utiliza ‘Ether’ la criptomoneda de Ethereum.

Lo que es un hecho es que blockchain como concepto aplicado en la ‘gig economy’ podrían ayudar a eliminar a usuarios fraudulentos del mercado, garantizar los pagos y asegurar la transparencia, confiabilidad y verificación en las operaciones. Estas capacidades son de gran importancia para las corporaciones, ya que la innovación técnica y el juego limpio son necesarios para mantener un modelo de fuerza laboral independiente en el que han llegado a confiar.

Finalmente para tener en el radar, tengan a una compañía llamada LaborX ,la cual une a los solicitantes de empleo con los empleadores, mejorando las perspectivas de los trabajadores autónomos al iniciar programas de capacitación con el objetivo de crear la mejor opción para ambos. La empresa solo cobra una comisión del uno por ciento sobre la liquidación del trabajo, lo que la convierte en un modelo económicamente sólido para los autónomos.

Conclusiones

Para entender la conclusión, recurrimos a un fascinante artículo creado por Simone Cicero, que explora profundamente las implicaciones que la economía de plataforma tiene en el contexto actual. Para Simone, el futuro se trata de sistemas relacionales complejos y de alto valor; en donde las plataformas, los agregadores y los mercados están destinados a desempeñar un papel cada vez más importante en la economía. Simone ve al blockchain y el aprendizaje automático, como verdaderos empoderadores de ciudadanos-emprendedores para desempeñar un papel clave en partes de la economía que hasta ahora han sido el ámbito de las empresas y las instituciones públicas. Pero para que eso ocurra, se necesita iniciar una compleja transición económica en donde migraremos de la tesis de organización industrial a una de alta innovación, flexibilidad y abierta, como propone la economía de plataforma.

En este escenario, son los agregadores, los que juegan un papel clave en una economía cada vez más interconectada, donde la fabricación de bienes y servicios para el mercado masivo está obsoleta y esta nueva permite conectar a productores talentosos con consumidores en mercados de long tail (larga cola). Los agregadores son un sistema vivo, de aprendizaje y generador de oportunidades, que producen una mejora continua de la calidad en las experiencias intercambiadas, ayudando así al nacimiento de nuevos nichos y explorando nuevos potenciales.

Estos agregadores están aplicando una serie de «juegos estratégicos» básicos para transformar cadenas de valor industriales lineales en sistemas de valor postindustriales. En las cadenas de valor industriales, los mercados son atendidos por organizaciones que ocultan y controlan a los proveedores detrás de complicados procesos comerciales que producen productos y servicios replicables (fácilmente producibles en masa o escala industrial) para los consumidores del mercado masivo. La plataforma de una cadena de valor normalmente se ocupa de cinco juegos estratégicos clave que, en términos de cadena de valor, se pueden describir de la siguiente manera:

Con todo este contexto creado, los dueños de las plataformas o mejor conocidos como agregadores (orquestadores de red para la creación de valor) poseen ahora data que pueden utilizar no solo para las mejores constantes de sus plataformas, sino también con nuevas hipótesis de innovación que les permita explorar los posibles futuros. Ante esto hay solo dos escenarios

  1. Que cada gigante de plataforma desarrolle todo un ecosistema completo de app, medios, plataforma en donde todo tipo de transacciones, servicios y productos circulen bajo un perfil de usuario.
  2. O que las plataformas logren colaborar entre ellas y exista una integración multiplataforma (ínter operación) y que tu cuenta de Google pueda operar en una de Spotify, AirBnB, Uber y Facebook

En ambos escenarios hay una constante, viene una gran revolución en la transformación de la economía de los servicios a través del comercio electrónico. Y la economía de plataforma viene aprendiendo a velocidades exponenciales en las últimas dos décadas. Eso creará mercados (ya los estamos viviendo) que necesitarán mayor transparencia y supervisión del servicio por parte del propietario de la plataforma; mayor participación y regulación gubernamental para defender los derechos de dadores de servicio y consumidores; y una claridad sobre la propiedad de la data, privacidad e interoperabilidad multiplataforma.

Todo sin burocratizar la innovación, permitiendo que los agregadores puedan seguir evolucionando e impulsando la innovación y la creación de valor de una manera más adaptable y ágil, proporcionando una experiencia «diseñada» confiable, replicable y percibida como ameno y justo para los participantes, sin necesidad de un “sello” institucional.

La explosión de la gig economy fue el inicio de una expresión de «libertad económica” provocada por la maduración de la economía en red, los algoritmos y la creatividad humana. ¿Qué sigue? Regularla. Pero no crear obstáculos. Sino mejorar la experiencia de todos los involucrados en el modelo mercados-agregadores-plataformas. Nuestra administración pública no debería preocuparse solo por poner nuevos “impuestos”, sino en trascender el entendimiento y alcance de la economía de plataforma.

Finalmente un nuevo concepto: criptoeconomía. La criptoeconomía convertirá a la economía tradicional, en un nuevo “espacio de diseño”, interacción, usabilidad y experiencia de usuario. En Blackbot cada vez que tenemos interacción con Luis Armando Jimenez Bravo, hablamos de “diseño financiero” como una disciplina en donde gracias al pensamiento estratégico y diseño económico, podemos proyectos, administrar y operar nuestras decisiones económicas. Este pensamiento de la economía como diseño tiene impacto en el pensamiento sociopolítico, ya que tiene el potencial de impactar la esfera social de nuestras interacciones, nuestras comunidades y los sistemas que viven en él. El futuro de la economía va a ser complejo: no solo estos sistemas se autoorganizarán, sino que también se medirán a sí mismos y serán autodeterminados por el ecosistema y las comunidades que los alimentan.

Simone Cicero intentó dibujar un mapa de mercado que proporciona ejemplos de posicionamiento y detalles de las competencias clave y los diferenciadores organizacionales clave junto con las características de la red que la plataforma-mercado quiere intermediar.

El mapa del mercado se divide esencialmente en cuatro cuadrantes, que se asemejan al mismo desglose que los mapas de la cadena de valor. Las flechas en el contorno representan cómo funciona la dinámica de la mercantilización versus la dinámica de habilitación, y cuáles son los principales impulsores del valor (eficiencia versus calidad-singularidad y, por lo tanto, dominio). También este mapa proporciona información sobre qué zonas del mapa se relacionarán con una ventaja de aprendizaje más fácil de mercantilizar (la horizontal, generalmente porque el trabajo es menos específico) y cuál es la relación entre brindar una experiencia consistente (en el espacio administrado) versus dando espacio a la reputación del proveedor único para crear su propia base de fans y, por lo tanto, controlar directamente la relación con él.

En términos generales, el patrón de plataforma de mercado se mueve de sus cuadrantes de aplicación originales (a la izquierda, el más horizontal) a la derecha (vertical): la parte superior derecha es el espacio donde se producirá la mayor parte de la revolución B2B, mientras que la parte inferior derecha es el espacio de la floreciente economía de la pasión, pero también el de los ecosistemas comerciales intensivos de intercambio de conocimientos. En el vértice, podrás ver una conexión con la forma organizacional que podría apoyar más fácilmente el crecimiento.

La fuerza básica que está poniendo las cosas en movimiento es definitivamente la separación de la empresa. La caída en picada de los costos de las transacciones y la progresiva disgregación del paquete fordista, junto con la naturaleza increíblemente omnipresente del conocimiento abierto y el software abierto, hacen que la unidad microempresarial sea cada vez más capaz de reagrupar mercados y organizaciones en torno a problemas por resolver.

Voy a cerrar con una idea. ¿Qué pasaría si el gobierno de tu país al verse obsoleto ante la administración educativa versus la innovación educativa actual, decidiera contratar a Coursera, Skillshare, Domestika, Platzi o nuestra BlackSchook como las plataformas base de su nuevo modelo educativo? Llegaríamos a un punto en donde la revolución del microemprendimiento crearía una nueva “economía cívica” basada en los cuidados, la creación de bienestar ciudadano, producción y distribución local de alimentos, microenergía y contextos cívicos similares, en este caso la “educación” .

Imagina que el propio gobierno se convierte en cliente de esta forma de economía, creando una Civic Economy en donde por medio de estas plataformas, logra resolver la entrega y experiencia de sus compromisos civiles más importantes: educación, salud, seguridad, vivienda, etc.

Vean este caso llamado Burtzoorg que privilegia la “humanidad sobre la burocracia”. Burtzoorg es una organización de atención médica pionera establecida en 2006 con un modelo de atención integral dirigido por enfermeras que revolucionó la atención comunitaria en los Países Bajos (Holanda). Lo que lograron fue establecer los índices de satisfacción del cliente más altos de cualquier organización de atención médica, el compromiso y la satisfacción del personal se refleja en el título de Mejor Empleador de Buurtzorg (4 de los últimos 5 años) y se han logrado ahorros financieros impresionantes y una mayor productividad. Ernst & Young documentó ahorros de alrededor del 40 por ciento para el sistema de atención médica holandés si toda la atención se brindara de esta manera, y un estudio de caso de KPMG en 2012. Este es el modelo:

Burtzoorg, reorganizó la atención en torno a los equipos de enfermeras locales o Ciudad Participativa, impulsando el florecimiento de una economía de pequeñas empresas, activas en el contexto de lo esencial , en torno a una inversión en infraestructura compartida (almacén, herramientas, etc) y regenerando parte de la ciudad de Londres en el proceso.

Este gráfico explora cómo la dinámica de la agregación de la demanda de nicho se desarrollará en casi todas partes, excepto en una parte de la economía que seguirá dependiendo de la distribución tradicional, aunque se están experimentando de manera desenfrenada modelos comerciales basados ​​en el acceso. La estandarización de las transacciones probablemente también será una tendencia generalizada, con la rápida consolidación de los sistemas de pago (Stripe https://stripe.com/mx por ejemplo) y el surgimiento de estructuras de coordinación del trabajo interoperables para facilitar la interacción entre pequeñas y grandes empresas, y entre empresas enfocadas en el exterior y sus ecosistemas. .

La estandarización de la oferta será inevitable en todo el espectro de acceso a recursos tangibles y la interacción con la organización local será esencial para permitir que los empresarios locales accedan a infraestructuras y recursos, proporcionados por los actores industriales, recombinarlos con sistemas de financiación, gobernanza y finanzas, y crear soluciones organizativas gestionadas localmente y optimizadas localmente.

Esta interacción entre una economía industrial cada vez más consolidada y, al mismo tiempo, limitada por sus impactos ambientales, y una economía cívica que se extiende, contextualiza e implementa la distribución de última milla y la recombinación es probablemente el lugar más dulce para los experimentos organizacionales en el la próxima década.

Ese es el futuro. Ahora la pregunta ¿qué harás ante la oportunidad? ¿Cómo llevarás estas oportunidades a tu vida, a tu empresa, a tu país? Ese, es el reto. ¿Qué opinas?

Salir de la versión móvil