Existe un método desarrollado por Roni Horowitz que permite sistematizar y agilizar la ideación de soluciones innovadoras a problemas tecnológicos y productivos. También funciona para mejorar productos, servicios y sistemas existentes.
El método es conocido como ASIT por sus siglas en inglés Advanced Systematic Inventive Thinking. En lo personal, es un método que utilizo en mis talleres de ideación porque no es como una simple lluvia de ideas, es un proceso sistemático y muy bueno para provocar divergencia.
El primer paso de este método es la sustracción o también llamado sacrificio y se trata de quitar una parte importante del producto, el punto es que al desarrollar nuevas ideas o productos, la gente tiende intuitivamente a agregar funciones a un producto existente. Estas nuevas características se conciben como respuestas a los deseos y necesidades percibidos de los clientes, es decir, la forma sigue a la función. Si bien este es un enfoque perfectamente lógico, puede resultar en esas mejoras incrementales que tienen poco impacto en los patrones de compra de los clientes. Sin mencionar que también pueden conducir a una «pérdida de funciones», en la que la creciente complejidad del uso del producto supera los beneficios que ofrecen las nuevas funciones.
Al aplicar el patrón de sacrificio (o sustracción), se toma el enfoque opuesto: en lugar de intentar mejorar un producto agregando componentes o atributos, los elimina, particularmente aquellos que parecen deseables o incluso indispensables.
Piensa en el control remoto, por ejemplo, a lo largo del tiempo diferentes compañías han utilizado el patrón de sustracción y han eliminado la inmensa cantidad de botones mismas que han reducido en algunos casos a un par de botones y una pequeña superficie táctil.
Claramente, esta era una noción radical. Pero al probar la idea las compañías descubrieron que podían arreglárselas con un solo botón capaz de controlar las funciones más comunes. Los botones para las operaciones restantes se pueden mover a una nueva interfaz táctil.
Esto no solo ayudó a contrarrestar la complejidad de las funciones, sino que también contribuyó a un elegante diseño ultradelgado que comunica simplicidad y diferencia muchas marcas de su competencia.
Habiendo eliminado un elemento del producto, los diseñadores pueden encontrar la oportunidad de reemplazarlo con algo mejor.
El método ASIT consta de 6 pasos, sin embargo no abordaré los demás (quizás haga un artículo enfocado solo en el método) porque quiero concentrarme en el tema de la sustracción.
Investigaciones sobre la resta o sustracción
Hace unos días la revista Nature publicó un artículo llamado “Adding is favoured over subtracting in problem solving” en donde exponían el siguiente problema:
Imagina una estructura de Lego como la de la imagen, en la que se coloca una figura debajo de un techo sostenida por un solo pilar en una esquina. La pregunta es: ¿Cómo cambiarías esta estructura para poder poner un ladrillo de mampostería encima sin aplastar la figura, teniendo en cuenta que cada bloque agregado cuesta 10 centavos?
La mayoría de los participantes que participaron en el estudio, agregaron pilares para sostener mejor el techo. Pero una solución más simple (y más barata) era quitar el pilar existente y dejar que el techo simplemente descansara sobre la base.
A través de una serie de experimentos similares, los autores observaron que las personas consideran consistentemente los cambios que agregan componentes sobre los que los restan, una tendencia que tiene amplias implicaciones para la toma de decisiones cotidiana.
El artículo ejemplifica a través de diferentes estudios que realizaron los autores cómo es que tendemos a sumar en lugar de quitar. Esto me interesó mucho ya que en mis talleres si he notado que a las personas les cuesta mucho el paso de la sustracción así que comencé a “jalar el hilo” y encontré que este artículo pertenecía a una serie de investigaciones sobre la sustracción.
De modo que, me fui al segundo artículo, uno que lleva por nombre: “People systematically overlook subtractive changes”.
De este último rescato una parte muy importante:
“Aquí mostramos que la gente sistemáticamente busca por defecto transformaciones aditivas y, en consecuencia, pasa por alto las transformaciones sustractivas. En ocho experimentos, los participantes fueron menos propensos a identificar cambios sustractivos ventajosos cuando la tarea no les indicó (versus cuando si se les indicó) que consideraran la resta, cuando solo tenían una oportunidad (frente a varias) para reconocer las deficiencias de una estrategia de búsqueda aditiva o cuando estaban bajo una carga cognitiva más alta (versus más baja)”.
Uno de los autores de este artículo es Leidy E. Klotz quien es autor del libro Subtract, así que ya inmersa en todo esto, corrí a comprar el libro.
El origen de nuestra necesidad de sumar
Resulta que en 1959, el psicólogo de la Universidad de Harvard, Robert W. White, describió nuestra “necesidad intrínseca de lidiar con nuestro entorno”, no solo para sobrevivir, sino para evitar sentirnos impotentes. White definió su idea clave con una palabra, competencia, es decir, qué tan bien sentimos que estamos lidiando con nuestro mundo. En 1977, el psicólogo de la Universidad de Stanford, Albert Bandura, amplió la idea de White, concluyendo que una forma de satisfacer nuestra necesidad intrínseca de sentirnos competentes es mediante la realización satisfactoria de las tareas.
Nuestra necesidad biológica de lidiar con nuestro mundo también es la razón por la que se siente bien marcar elementos de una lista. ¿Por qué nuestra necesidad intrínseca de sentirnos competentes funcionaría contra la sutracción o resta? El problema es que puede ser más difícil demostrar competencia restando. Cuando transformamos las cosas de cómo eran a cómo queremos que sean, necesitamos pruebas, para mostrar a nuestros compañeros, competidores y a nosotros mismos.
Sin embargo, pese a tener estos antecedentes en contra, hemos visto con el pasar de los años como diferentes compañías han explotado esta forma de extracción para hacer de sus productos, casos exitosos y rentables.
Ejemplos exitosos de restar
Tal es el caso de Nike y los icónicos Air Max, para quien no está tan familiarizado con el mundo de los sneakers, aquí va un resumen de la historia, en 1977, Marion Rudy había presentado un concepto de aire a decenas de empresas de calzado, ninguna de las cuales quiso seguir adelante con él.
Rudy finalmente se abrió camino hasta Nike, entonces una empresa pequeña y especializada. Según cuenta la historia, el cofundador de Nike, Phil Knight, sacó a correr un par de tenis prototipo y le gustó cómo se sentían. Nike comenzó a vender las zapatillas a su mercado principal de corredores de élite. Sin embargo, Nike se dio cuenta de que Air atraía más a personas comunes y corrientes.
Durante aproximadamente una década, Nike’s less fue invisible. Tenías que confiar en que el aire estaba ahí. Las cosas realmente despegaron cuando Nike mostró lo que Rudy había hecho. Las icónicas Air Max 1 presentaban una ventana en el costado de la suela para mostrar el aire. La ventana hizo que lo menos perceptible y lo notable fuera menos comercializable. Por lo que tenemos claramente ante nuestros ojos un gran ejemplo de sustracción.
Aquí es donde entra el genial Tinker Hatfield, el diseñador que presentó las Air Max 1, reflexionando sobre este momento crucial en la historia de los tenis:
“La gente buscaba algo diferente… el hecho [de que las Air Max 1] tuvieran la ventana de aire en la suela y el color de la montura a su alrededor significaba que se veía muy diferente a otros zapatos de su época».
La resta de Nike nos sorprendió como una versión muy nueva de los tenis. Tinker Hatfield restó para crear una diferencia que sorprendió y deleitó con su frescura. Por eso si lo pensamos, los innovadores que restan son, de hecho, raros.
La innovación y la sustracción
Ahora bien, vayamos por ejemplo al mundo de las patentes, en lo particular soy una gran seguidora porque me parecen una de las fuentes de cambio en donde podemos encontrar señales y tendencias de lo que podría venir.
Así que a partir de lo que leí me puse a hacer un análisis de las patentes y descubrí que la mayoría de ellas usa repetidamente palabras como agregar, luego busqué en Internet porque pensé que seguro alguien ya había hecho con tecnología la misma investigación y efectivamente encontré a Katelyn Stenger y Clara Na quienes con ayuda de un programa de análisis de texto, escanearon miles de millones de palabras de descripciones de patentes y anotaron cada vez que se usaba algunos de los sinónimos de sumar o restar.
Lo más impactante es que a lo largo de los más de cuarenta años de patentes disponibles digitalmente, los sinónimos de adición se utilizan aproximadamente tres veces más que los sustractivos. Además, el desequilibrio se agranda con el tiempo. El uso de términos de resta se ha mantenido relativamente plano desde 1976, mientras que el uso de términos aditivos casi se ha duplicado.
Basándonos solo en esta investigación, uno podría preguntarse si agregar simplemente tiende a ser una mejor manera de obtener una patente. Quizás los innovadores no han estado descuidando la resta, sino que están respondiendo a un sistema en el que agregar muchos «multis» al título de su proyecto hace que sea más probable que sea aprobado.
Con estas tendencias de adición modernas, tal vez el problema básico es que “menos” no vale la pena en los mercados capitalistas. Después de todo, una característica distintiva del capitalismo, la acumulación de capital, es por definición aditiva. Quizás cualquier esfuerzo por comenzar a concentrarnos en la resta sea inútil porque el sistema está roto. Los productores no prosperan quitando, o al menos, eso parece.
Después de pensar en esto inmediatamente reflexioné sobre el concepto de Soft Company del que tanto hemos hablado en Blackbot y entendí que este concepto es un concepto de sustracción, es quitar recursos, infraestructura, robustez en pos de convertirse en una empresa más flexible y ágil.
Por supuesto que se puede crear más con menos, el tema es que necesitamos crear desde una perspectiva más ligera, centrada en la sustentabilidad, funcionalidad y usabilidad.
Por ejemplo, tenemos el caso de las bicicletas Strider, ¿qué es lo que tienen de especial? ¡Que no tienen pedales! Ryan McFarland, el creador, cuenta:
“El papá que hay en mí quería ayudar a [mi hijo] a tener éxito; el corredor que había en mí quería construirle una bicicleta mejor».
«Cuando llegué al tren de transmisión (pedales, manivelas, cojinete, cadena, piñones), me di cuenta de que esto era la mayor parte del peso y la complejidad. Me detuve durante bastante tiempo en este punto mientras reflexionaba sobre cómo aligerar el tren de transmisión”. McFarland continúa describiendo cómo progresaron sus pensamientos sobre aligerar el tren de transmisión: ¿Podría perforar agujeros en él? ¿Podría cortar algunas partes? Hasta que finalmente … ¿Podría simplemente eliminarlo?»
Hasta aquí, McFarland solo piensa en la bicicleta. Pero, para encontrar la respuesta a esa última pregunta sustractiva, McFarland consideró a los humanos.
Se dio cuenta de que no solo estaba tratando de transformar una bicicleta. Estaba lidiando con una bicicleta, un niño de dos años y lo que podían hacer juntos. Una vez que consideró al humano de esta manera, fue obvio para McFarland, un padre (él mismo), que un niño de dos años tendría mucha energía para impulsar la bicicleta hacia adelante. Y al centrarse en el ser humano, McFarland descubrió que el niño de dos años también podía mantener el equilibrio. Por lo general, se necesitan al menos cuatro años en la tierra para desarrollar la fuerza y la coordinación para pedalear, pero con el pedaleo eliminado, el equilibrio viene orgánicamente.
La necesidad de restar
Pero insisto, aceptemos que la idea de la sustracción es algo sumamente complicado en la era del Antropoceno, en la que una sola especie (la nuestra) se ha convertido en la influencia dominante en el bienestar de nuestro planeta.
Las estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, señalan que, el cambio climático causará alrededor de 250,000 muertes cada año por estrés por calor, desnutrición y malaria. Es decir, que un cuarto de millón de muertes humanas por año es una estimación conservadora, ya que no incliuye las muertes relacionadas con los efectos secundarios del cambio climático, como la reducción de los rendimientos agrícolas y el desplazamiento de la población.
Menos es más difícil de imaginar para nosotros, ya sea en Legos, productos o soluciones. Incluso si logramos pensar en restar, la suma innata conduce al acaparamiento; los instintos para demostrar competencia traen consigo subcarpetas inútiles; y la modernidad favorece la incorporación a nuestros hogares y a nuestra vida.
Sin embargo, como todo gran cambio en algún momento tiene que iniciar, tú ya diste el primer paso dándote cuenta que sumar no siempre es la respuesta más adecuada, ahora que ya lo sabes reflexiona al respecto y trata de encontrar en tu día a día cómo puedes crear soluciones a través de la resta.
Te dejo 2 propuestas para que puedas ampliar tu reflexión.
- Restar antes de sumar: Prueba menos antes que más. Resta detalles incluso antes de actuar. Luego, una vez que estés listo para hacer cambios, pon a la resta primero, piensa como cuando estás jugando Jenga.
- Piensa en sumar y restar: Una vez que domines el “delicado arte de restar” concéntrate en equilibrarlo y complementarlo con sumar, estos son enfoques complementarios para el cambio. Intente acceder a perspectivas y puntos de vista diferentes.