Creator Economy

Durante casi tres décadas, Internet nos ha dado una muestra de la capacidad de inspiración, ideación, creación, distribución, enganchamiento y comercialización de las ideas, productos e hipótesis humanas. Generando una economía del “creador” basada en la atención, valor y propiedad.

Decidimos hacer este reporte porque cosas fascinantes están sucediendo en este momento. Tenemos una revolución de criptomonedas y una explosión en la valoración de activos digitales a través del NFT. Este par de movimientos ha afectado a la economía y con ello, ha madurado una “economía del creador”con posibilidades como:

En BCI decidimos mostrarte una de las mejores oportunidades que existen en la economía actual; bienvenido a la economía del creador. Y antes de comenzar, necesitas tomarte una bebida, ponerte unos buenos audífonos y ver este documental por completo:

El dilema de la atención

¿A qué le estás dedicando atención mientras lees este artículo? ¿En realidad estás dispuesto a leerlo profundamente o solo lo escanearás con tu vista? Probablemente solo se convierta en una pestaña más de las cientos que abres al día y que muchas de ellas dejas para “leer después” mientras acumulas y acumulas nuevas referencias inútiles que nunca leerás. ¿Por qué haces esto? Probablemente eres víctima del F.O.M.O. (temor a perderse algo) de las redes sociales sumado a tu incapacidad de “curación” (seleccionar solo lo mejor sin intoxicarte con información), los cuales han creado una incapacidad de “atención” ante la oferta de estímulos que existe.

Durante una década, Netflix viene estudiando a este fenómeno como “fatiga de decisión , el gran reto de las plataformas de «streaming» para no perder consumidores. Este fenómeno se presenta cuando los seres humanos dedican más tiempo a decidir qué contenido van a ver, que lo que se tarda luego en verlo y en muchos casos, quedan paralizados ante tantas posibilidades. Y es que en realidad nadie nos enseñó a tomar decisiones, solo a seguir órdenes.

En la actualidad, una persona toma alrededor de 35,000 decisiones al día. La gran mayoría son fáciles ya que son decisiones cotidianas, repetitivas y predecibles como levantarse de la cama, cepillarse, desayunar, seleccionar la ropa, etc. El problema se presenta cuando te enfrentas ante algo nuevo y que tiene demasiadas opciones. Ante esto, la industria tecnológica se ha vuelto sofisticada desarrollando algoritmos que presentan contenidos e información con alto grado de personalización, gracias a tus datos de comportamiento e intereses. En síntesis, se ha construido un mundo algorítmico alrededor tuyo debido a tu nula capacidad de “decidir” pero a tu alta disponibilidad para “poner atención”, permitiendo que una “entidad artificial” decida por ti, gastando tu recurso más importante: tú tiempo.

El problema es que las redes sociales vienen por décadas jugando con nuestro “span de atención” (la capacidad que tiene un individuo para mantener su concentración en una sola tarea o estímulo, sin ser distraído por otros en su entorno). Nos presentan en segundos un contenido pero ya está listo el siguiente y el siguiente y el siguiente y no nos damos cuenta, que gastamos minutos y horas en contenidos que solo “nos dieron placer instantáneo” que olvidamos en cuanto apagamos el teléfono, pero el cerebro “ama” esa gratificación instantánea debido a que segrega dopamina (la droga biológica más adictiva de nuestra generación).

Un estudio realizado en Canadá en 2015 demostró que durante el siglo XXI hemos perdido cuatro segundos de nuestro span de atención. Si durante el siglo XX éramos capaces de centrarnos en una tarea durante 12 segundos, con el cambio de siglo hemos bajado a 8 segundos. Lo cual es un problema importante para la humanidad. Significa que no solo hemos perdido nuestra capacidad de atención, sino también de análisis, de interés, de sorpresa, de selección, etc; volviéndonos en seres fácilmente programables.

“Diría que en este momento no tenemos una sociedad que funcione, en parte debido a Twitter y Facebook. No tienen ningún compromiso con la verdad objetiva ni una estrategia sobre cómo manejar lo que desataron. En mi opinión, son cobardes. No estamos aquí para perseguir riquezas materiales. Estamos aquí para aprender cómo desarrollar un corazón compasivo y convertirnos en mejores personas, y eso, a su vez, hace que el mundo sea mejor”
Rose Marcario, ex directora ejecutiva de Patagonia

¿Qué pasaría si comienzas unas postura de austeridad de atención? Es decir, que dejes de poner atención a cosas que no significan nada para ti, pero están consumiéndolo todo. ¿Qué pasaría si quitas las notificaciones de tus redes sociales? ¿Qué pasaría si dejas de gastar tanto tiempo viendo YouTube o TikTok? Así como administras tu presupuesto económico mensual, deberías iniciar un “presupuesto de atención”. Diseña “un ritual” cuando le prestas atención a algo importante. Por ejemplo, cada vez que lees un artículo de la BCI, siéntate en un sillón cómodo, tómate un café o un té y toma una libreta para escribir ideas que se te ocurran. Un ritual que te permita adoptar un enfoque sostenible de tú atención. En el fondo es una economía de tú tiempo y así como la economía monetaria, podrías diseñar una atención regenerativa, incluso circular.

“La atención es la forma más rara y pura de generosidad”
Simone Weil

Photo by Nathan Dumlao on Unsplash

La realidad sobre la economía del creador

Casi siempre cuando analizamos a la “economía del creador”, nos referimos a celebridades de YouTube, TikTok, Twitch e Instagram los cuales facturan millones de dólares anuales en ingresos gracias a la capacidad “masiva” que poseen (millones de seguidores). Y siempre encuentro que lo que tienen en común es una cosa: son entretenedores masivos.

Son personas que gracias a su simpleza intelectual pero altísima gracia y carisma, logran atraer a millones de personas que quieren gratificación instantánea y no se han dado cuenta de lo importante de su economía de atención personal. vLo cierto es que Internet ha madurado a un punto en el que el “creador” es tan importante como el “consumidor”, abriendo la posibilidad de que cualquiera (tu y yo), podemos ser ambos, podemos crear contenidos y tener audiencias. Pero el “costo” de ser un creador es el “tiempo” que inviertes en todos los contenidos que creas sin tener claro si eres un entretenedor masivo o un intelectual de nicho.

Si eres un creador intelectual de nicho, Internet no estaba hecho para ti por una simple razón, nuestra economía está basada en “la escala, el alcance, la automatización y la capacidad económica”. Corporaciones como Amazon, Google, Netflix, Spotify, YouTube y Apple han dominado el mercado masivamente (no de nicho). Las plataformas digitales como Facebook, Instagram y Twitter están diseñadas para atraer a las “masas” no a los nichos (micro comunidades verticales). Hasta ahora.

Así que si quieres ser un creador económicamente exitoso, considera crear contenido de valor “masivo” y conéctalo a una pasión personal real. La economía del creador está ligada directamente a la «economía de la pasión” con tres componentes clave:

Diferencia entre gig economy y creator economy

Muchos confunden la economía del creador con la economía “gig”. La economía gig también conocida como economía colaborativa, o economía de los freelance, ha generado una gran cantidad de empleos en la última década y crece en la medida que se crean nuevos desarrollos tecnológicos que generan plataformas para que los usuarios intercambien bienes y servicios al margen de las empresas tradicionales.

Es una nueva forma de de interrelación entre consumidores y productores a través de plataformas digitales, que con base en la consultora McKinsey, un 27% de los trabajadores en Estados Unidos y Europa forma parte de esta modalidad económica. La economía gig se basa en la conveniencia, la coherencia y los precios competitivos en una plataforma de la cual no eres propietario y debes aceptar las reglas y controles de los dueños de la plataforma. Un ejemplo muy claro es el “conductor” de un Uber. El cual utiliza la plataforma para conectar con clientes pero no decide el “precio”, no controla la transacción.

La economía de la creación premia la individualidad, la creatividad, las relaciones y la excelencia. Tú decides lo que estás vendiendo. Tú fijas tus precios. Tú decides cuándo quieres trabajar y cómo quieres hacerlo. La diferencia es que en la economía de la creación tú necesitas crean un “fan base” (audiencia, base de fans) y en la economía gig ese fan base ya existe y tú solo transaccionas.

En la economía gig los usuarios que aportan tiempo y datos son recompensados ​​linealmente: para ganar más, un conductor de Uber necesita conducir más. La plataforma crece exponencialmente, mientras que el activo más importante de la plataforma, el conductor, gana de forma lineal.

Por su parte en la economía de los creadores, la gente está pensando en formas de aprovechar sus habilidades y creatividad y combinarlas con las cualidades únicas de Internet (costo marginal de distribución cero) para obtener un rendimiento asimétrico de su tiempo.

Vean la siguiente tabla:

Modelos de monetización

Así como los conductores son el mayor activo de Uber, los fans y los miembros de la comunidad son el mayor activo de los creadores. Pero hay un nuevo elemento que me parece absolutamente relevante en la ecuación: las plataformas de contenido y redes sociales, están creando nuevos modelos de monetización para el creador. Lo analizamos previamente el articulo de Clubhouse y la guerra de los clones, en donde mencionábamos que el aporte de Clubhouse, es no solo darle una buena reputación al audio social, sino que por primera vez permitió a los “creadores” la posibilidad de monetizar los contenidos y la comunidad.

Hoy tenemos herramientas que les permiten a los creadores monetizar sus contenidos y comunidades como Patreon , Substack , Podia, Discord, y OnlyFans . Pero lo cierto es que del 100% de los creadores del mundo (que se estima en 50 millones de creadores), solo el 4% vive de ese contenido (solo 2 millones). Sin embargo es un hecho que las comunidades que brindan incentivos económicos a sus contribuyentes crecen más rápido, promoviendo una “economía participativa», donde los fanáticos participan en el éxito de un creador.

Parte de esas nuevas plataformas es “Cent” una red para que creadores y fanáticos obtengan ingresos juntos. También “Roll” y “Rally” están construyendo infraestructura para el dinero social. Y “Foundation” , que se describe a sí misma como una «bolsa de valores para la cultura», está aportando nuevas fuentes de ingresos y formas de propiedad a las industrias creativas (creadores). Y todo este pensamiento de «economía participativa» está sustentado en la filosofía blockchain y criptomonedas.

Al final, la pregunta más importante no es el dinero, sino ¿cómo puedo construir una mejor relación con mi comunidad, lectores, suscriptores, fans y seguidores? Se acuerdan cuando hace unos minutos les mencionaba que solo los creadores de masas tienen oportunidad en esta economía … sinceramente el juego está cambiando y ahora los “micro nichos” son los que mayor potencial y credibilidad tendrán en esta nueva economía. Para este modelo de creador, la audiencia se convirtió en un pasivo, mientras que una comunidad es un activo.

Hablando de los modelos de monetización. Estas son las opciones:

1) Publicidad (anuncios): gracias al valor de tu comunidad, número de seguidores y tamaño de red, existen marcas que están buscando audiencias con fines específicos que pueden interesarse en colocar anuncios. Una plataforma que te permite hacerlo es YouTube, quien coloca anuncios en tus videos y toma alrededor del 55% de los ingresos publicitarios y distribuye el 45% a los creadores. Lo cierto es que se está desacelerando esta opción ya que los usuarios “odian” la publicidad que se les impone en las pautas e incluso, están dispuestos a pagar para evitarlos (la mitad de los consumidores usan tecnología de bloqueo de anuncios y muchos consumidores pagan por servicios de transmisión sin anuncios).

2) Suscripciones: como ya lo explicamos, un grupo de personas desea tener acceso a contenidos exclusivos y pagan una cantidad fija y recurrente a los creadores. Tienes dos opciones: utilizar una plataforma de monetización como Patreon, KoFi, Buy me a Coffe (una de las favoritas de Fernanda Rocha) , Subscribestar, Podia o Memberful y mandar a toda tu comunidad a esas plataformas. O crear tu propia plataforma de suscripción (en el caso de Black Creative Intelligence optamos por esta opción). La ventaja de hacerlo en una plataforma terciaria como Patreon, es que la plataforma se paga sola (aunque en algunos casos se tardan un poco en pagar, dependiendo la política de cada plataforma). En la BCI publicamos un artículo puntual sobre cómo crear un modelo de suscripciones.

3) Ventas / donaciones únicas: como parte de tus actividades de creación, generas productos digitales o físicos que tus seguidores encuentran valiosos y únicos. Así que puedes asignarles un precio específico o puedes dejarlo abierto como un “invítame un café”. En Blackbot tenemos algunos proyectos de ese tipo como las “Blackbot Innovation Cards” , las “BlackTrends anuales” o incluso el primer Creative Planner llamado “Katana” donde justo aplicamos esta estrategia. En YouTube por ejemplo, cuando haces “lives”, los superfans de YouTube pueden pagar para que los comentarios se destaquen durante una transmisión en vivo. Obvio YouTube se queda con el 30% de los ingresos por comentarios.

4) Patrocinios de marca y marketing de influencia: antes de iniciar quiero hacer una diferenciación importante. Un “influencer” es un ser humano con alto valor que gracias a su relación con las audiencias y los contenidos que comparte, se ha convertido en una referencia, por lo tanto su credibilidad y reputación son absolutamente importantes. Una “celebridad” no tiene mucha credibilidad pero sí audiencias masivas que acuden a él para darse una sesión de entretenimiento y desconexión intelectual. El mundo del marketing confundió el término, así que tú no lo hagas. Algunas marcas están interesados en llegar a tu audiencia y te paga por publicar productos o servicios en tus plataformas digitales. Este tipo de marketing también evolucionó a “afiliación”, es decir te dan un enlace personal para los productos que promocionas, y cuando se vende un producto, los creadores ganan una comisión por la venta (recomendable cuando eres una celebridad).

La teoría de los 1,000 true fans

Como ya saben, en BCI somos adictos y fans de Wired . Fue hace más de una década que el fundador y editor Kevin Kelly, escribió un artículo titulado «1,000 True Fans», en el que pronosticaba que Internet permitiría que los creadores de nicho se podrían ganar la vida con sus creaciones, ya sean artistas, músicos, autores, pensadores o emprendedores.

Eso significa que en lugar de buscar “millones” de seguidores (como las redes sociales privilegiaban), basta con crear una comunidad de «verdaderos fanáticos”y al eludir a los intermediarios, podríamos recibir un pago directo de nuestra comunidad. Al respecto, plataformas como Patreon y Podia reportan crecimientos sostenidos de 20% en términos de comunidad y manteniendo suscripciones o pago de productos de $100 dólares por mes o $ 1,200 dólares por año. Lo cual ha llamado la atención de todos los creadores.

El secreto está en el valor de los contenidos compartidos y la forma en como cultivas una audiencia a través de la “relación”. En el fondo es una práctica que se le conoce como “Community Design” que tiene un secreto importante: no puedes crear una comunidad de algo que no crees, no te apasiona o solo la construiste para beneficiarte unidireccionalmente. Lo cual incomoda a los pensadores de marketing tradicional.

En la industria de los videojuegos, este tipo de modelo es conocido con el concepto de «ballenas», en el que entre el 1 y el 2% de los usuarios de tu comunidad, generan el 80% de los ingresos de la empresa. Llevando el modelo a una frase interesante: al segmentar la base de clientes y ofrecer un mayor valor a los principales fanáticos, a un precio más alto, los creadores pueden ganarse la vida con una audiencia total más pequeña.

Una de las divisiones de entretenimiento que más nos han robado la atención es la del “Standup Comedy”. En México hay una sólida comunidad de cómicos que a la falta de escenarios físicos para ejercer sus rutinas de comedia han decidido crear podcast en Spotify y Vlogs en YouTube con modelos de suscripción o “exclusivos” en donde la gente mensualmente obtiene contenido adicional a lo ya publicado. En este modelo vemos a figuras como Alex Fernandez y su “sociedad secreta” , La Cotorrisa con Ricardo Pérez y Slobotzky ; son ejemplos claros de cómo la economía de creador funciona.

En síntesis, para ejecutar una economía del creador sana, el modelo es (basado en este artículo):

  1. Contenido de alto valor gratuito pero con opción de contenido premium a una comunidad que no tiene sustitutos: las personas están dispuestas a pagar altos precios por contenido exclusivo y diferenciado además de acceso a una red de personas con ideas afines. El objetivo es utilizar el contenido premium para conectar con la comunidad.
  2. Entregar valor y resultados tangibles: cuando entregues el contenido, no solo deberás entregar valor, sino “utilidad”. Es decir, cómo puedo ese conocimiento que me entregas (ya sea en podcast, un artículo, un curso educativo, una asesoría, etc), poder utilizarlo y aplicarlo a mi vida para resolver problemas. Los usuarios están dispuestos a pagar por contenido que mejora e influencia de manera tangible a su bienestar.
  3. Responsabilidad: si quieres que tu comunidad se enganche contigo deberás mostrar responsabilidad a la comunidad. La comunidad no solo es mejor contenido, sino que muestres interés en los proyectos, visiones, conversación, ideas y proyectos de su comunidad. Esto motiva e incentiva a los miembros de la comunidad, a obtener lo que estaban buscando cuando entraron a esta comunidad.
  4. Acceso y reconocimiento: bríndale a tu comunidad la posibilidad de conectar contigo de forma exclusiva. Nosotros en Blackbot tenemos un proyecto llamado WhatIf Sessions en donde abrimos el acceso a tres compañías mensuales que requieran una asesoría de Innovación abierta.

“Para ser un creador exitoso no se necesitan millones. No necesita millones de dólares o millones de clientes, millones de clientes o millones de fans. Para ganarse la vida como artesano, fotógrafo, músico, diseñador, autor, animador, creador de aplicaciones, emprendedor o inventor, solo necesita miles de verdaderos fanáticos”
Kevin Kelly

Este video lo publicó Stripe, en donde entrevista a los fundadores y creadores de plataformas como Substack, Gumroad y Buy Me a Coffee sobre el crecimiento de la economía de los creadores.

Ok quiero crear, cómo inicio

Probablemente pensarás “ok cómo inicio”. Y la primera objeción es responder a una pregunta: ¿realmente soy bueno creando contenido? Y es probablemente seguro que todavía no tengas experiencia en audio (podcast), ni en video (vlog) y tal vez un poco escribiendo (post). Eso reducirá tu confianza y sobre todo te toparás con “la regla de las 10,000 horas” que tendrás que invertir para convertirte bueno en algo, la cual se originó a partir de la investigación de K. Anders Ericsson, el autor principal de un estudio sobre la adquisición de desempeño experto. En 1993, su estudio, publicado en la revista académica Psychological Review, reveló que a los músicos de élite les tomó 10,000 horas (o aproximadamente 10 años) alcanzar la cima de la interpretación de clase mundial. Este hallazgo está respaldado por otra investigación que estudió a profesionales de golf y ajedrez de clase mundial.

La regla de las 10,000 horas para lograr el dominio de élite de una habilidad se convirtió en la regla de las 10,000 horas para simplemente aprender una habilidad a través del trabajo de Malcolm Gladwell, el autor de “Outliers: The Story of Success». Para fortuna de todos, hace casi una década, en 2013 Josh Kaufman desmintió el mito de las 10, 000 horas y mencionó que en realidad, solo se necesitan 20 horas para aprender una nueva habilidad. Según Kaufman, los humanos pueden aprender extremadamente rápido cuando están interesados ​​en la habilidad particular que están tratando de adquirir.

Así que no necesitas ser un experto. Solo necesitas “comenzar”. Una regla para todos los que comenzamos alguna vez es la “regla de la creación de contenido” 70-20-10. Es decir, de todos los contenidos que generas, el 70% de tus creaciones son “promedio”, el 20% es muy bueno y el 10% es excelente. Lo que significa es que no importa si eres experto o no, sino tu capacidad de mejorar el rango mejorando tu creatividad al momento de iniciar algo.

También debes tener claro la convergencia de las “4C» (contenido, comunidad, comercio y conocimiento):

. Contenido: el contenido es una categoría amplia que incluye información o entretenimiento que los seres humanos consumen digitalmente. Puede ser a través de artículos, videos, música, fotografías, audios, cursos, podcast, etc. Encuentra en qué te sientes cómodo. Nosotros por ejemplo tenemos un podcast llamado Creative Talks, tenemos un show en YouTube llamado BlackTrends , escribimos artículos para la BCI o creamos documentos como “Ahora qué hago” .

. Comunidad: piensa en el valor que le compartirás a tu comunidad de lectores y seguidores, los cuales tendrán acceso a tu contenido. Piensa cuáles serán sus intereses, qué cosas desean resolver y conocer a través de ti. Se relevante y valioso en cada entrega.

. Comercio: diseña cómo crearás valor a través de tu contenido, ya sea a través de la venta de productos y servicios, o a través de acceso premium al contenido.

. Conocimiento: pase lo que pase, crear contenido es hacer una apuesta por la economía del conocimiento digital. Bajo esa premisa, los creadores serán los nuevos ricos. El conocimiento será el nuevo dinero. La digitalización conduce a la desmaterialización y desmonetización de la materia física y al aumento del valor y la fungibilidad del conocimiento. Los creadores son lo que Nassim Taleb llama «antifrágiles» (que ya hicimos todo un análisis a fondo en la BCI) . Las personas que son antifrágiles en realidad se vuelven más fuertes con la incertidumbre y los factores estresantes en lugar de más débiles. En síntesis podemos decir que el conocimiento se está convirtiendo en su propia e importante y única forma de moneda. Al igual que el dinero, el conocimiento a menudo sirve como medio de intercambio y depósito de valor. Pero, a diferencia del dinero, cuando usad el conocimiento o lo regala, no lo pierde. De hecho, es todo lo contrario. Cuanto más regale conocimiento: más lo recuerdas, más lo entiendes y más lo conectas a otras ideas de tu cabeza.

«El capital intelectual siempre triunfará sobre el capital financiero».
Paul Tudor Jones, multimillonario emprendedor, inversor y filántropo

Estamos en el comienzo de un período de lo que el renombrado futurista Peter Diamandis llama desmonetización rápida, en el que la tecnología está haciendo que los productos o servicios anteriormente costosos sean mucho más baratos, o incluso gratuitos. Esta desmonetización se acelerará en el futuro.

“El evento central del siglo XX es el derrocamiento de la materia. En tecnología, economía y política de las naciones, la riqueza en forma de recursos físicos está disminuyendo constantemente en valor e importancia. Los poderes de la mente dominan en todas partes la fuerza bruta de las cosas”
George Gilder (pensador tecnológico)

El nacimiento de los metacreadores

Finalmente hay un nuevo tipo de “creador”. Los que aprovechan el contenido de los “creadores” para ellos mismos crear su contenido. Los metacreadores utilizan plataformas y herramientas de creadores para desarrollar y distribuir contenido sobre los creadores. Asumen diferentes personajes y cubren varios temas, pero el objetivo de cada metacreador es exactamente el mismo: hacer crecer la “economía del creador” conectando a creadores y constructores con el conocimiento, los recursos y las herramientas que necesitan para tener éxito.

Los metacreadores ven el futuro al que todos nos dirigimos y lo analizan, teorizan y lo comparten. Son como los académicos, críticos y analistas de la economía creadora. Usan las mismas técnicas de narración, estrategias de marketing y vehículos de distribución que los creadores usan para contar la historia detrás de ellos.

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Bienvenido a la YOLO Economy

En Estados Unidos está despertando un fenómeno que le están llamando YOLO (solo se vive una vez) Economy. Personas cansadas de sus trabajos tradicionales con decenas de horas de Zoom consecutivos, renuncian para buscar libertad financiera y conectar con sus pasiones reales a través de la economía de los creadores. Este comportamiento es gracias a que sus cuentas bancarias están llenas de ahorros y se ha creado un optimismo debido al aumento de las tasas de vacunación lo cual aumentó su intención de riesgo y se creó un espíritu temerario. Incluso existe un sentimiento de que la economía está cambiando de manera que recompensa a los locos y castiga a los cautelosos.

Especialmente para las personas más jóvenes a quienes se les ha dicho que trabajen duro por décadas, se endeuden, se casen, compren vehículos, tengan hijos, paguen sus casas y paguen sus préstamos y tal vez algún día podrán disfrutar de su vida, muchos de ellos están cuestionando esa ecuación sistémica. ¿Qué pasa si quieren ser felices ahora mismo?

Una encuesta reciente de Microsoft encontró que más del 40% de los trabajadores a nivel mundial estaban considerando dejar sus trabajos este año. Blind , una red social anónima que es popular entre los trabajadores de la tecnología, descubrió recientemente que el 49% de sus usuarios planeaba conseguir un nuevo trabajo este año.

La economía del creador rompe de manera disruptiva el modelo profesional del pasado. Ese modelo en el que si obtenías una educación de reputación estandarizada, si usabas ropa profesional acorde a la cultura de aparentar, conseguías un trabajo en una oficina con una determinada cultura corporativa y no hacías demasiadas olas o te metías en problemas ; estarías bien. Hoy la posibilidad de que tú seas la marca más importante de tu vida y capitalizar ese valor que eres, es el camino de tu historia, tu marca personal. El futuro será definido por “personas” que encontraron su singularidad y lo pusieron en servicio de la economía del creador. Ahora la pregunta es: ¿serás un espectador más o tomarás la relevancia de este nuevo orden?

Photo by Onur Binay on Unsplash
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