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La importancia del humor en el liderazgo

Últimamente comencé a pensar seriamente sobre la importancia del humor en nuestras vidas y su relación con el desarrollo de la creatividad y el liderazgo.

Todo comenzó como casi siempre, con preguntas, preguntas como «¿Quién o qué te hace reír más en tu vida?» y «¿A quién sientes o crees más divertido?» «¿Cuándo fue la última vez que realmente te reíste?»

La pérdida colectiva de nuestro sentido del humor es un grave problema que aflige a las personas y organizaciones de todo el mundo. Todos vamos juntos por el precipicio del humor, cayendo en el fondo del abismo de la solemnidad.

La buena noticia es que no estamos solos, en la parte inferior de ese abismo nos acompaña la mayoría de los 1.4 millones de encuestados en 166 países que revelaron en esta encuesta de Gallup que la frecuencia con la que nos reímos o sonreímos cada día comienza a desplomarse alrededor de los veintitrés años.

Hasta cierto punto, este patrón tiene sentido. Cuando éramos niños, nos reíamos todo el tiempo. El niño promedio de cuatro años se ríe hasta trescientas veces al día. El adulto promedio de cuarenta años, se ríe trescientas veces cada dos meses y medio. Luego crecemos, entramos en la fuerza laboral y de repente nos convertimos en «personas serias e importantes».

En poco tiempo, perdemos ligereza por completo en un mar de pendientes que nunca terminan, compromisos a los que no queremos acudir y llamadas alucinantes que pudieron ser un mail o hasta un tuit. 

Nuestro sentido del juego es reprimido por un entorno profesional vertiginosamente complejo y dinámico, lleno de minas sociales que son difíciles de medir y por lo tanto nos sentimos más seguros si las esquivamos. Como resultado, la mayoría de nosotros elegimos mantener nuestras interacciones estériles, intachables y profesionales; vamos a trabajar todos los días y dejamos nuestro sentido del humor (y a veces todo nuestro “yo”), detrás de la puerta.

Esta respuesta indica un malentendido fundamental sobre cómo trabajar: cómo resolver problemas importantes, cómo conducirnos, cómo liderar y cómo tener éxito.

No necesitamos más «profesionalismo» en nuestros lugares de trabajo. Necesitamos más de nosotros mismos y más conexión humana, especialmente a medida que las reuniones en persona son reemplazadas por videollamadas y más relaciones se sostienen completamente por correo electrónico o WhatsApp. A menudo, todo lo que se necesita es un toque de ligereza para cambiar un momento, o una relación, de transaccional y robótica a relacional y auténtica.

Entonces, ¿qué nos está deteniendo?

Las autoras Jennifer Aaker y Naomi Bagdonas realizaron una investigación que reveló cuatro percepciones erróneas comunes o, como ellas les llaman:

Los cuatro mitos mortales del humor

Después de encuestar a más de setecientas personas en una amplia gama de industrias y niveles sobre lo que les impide usar el humor en el trabajo, surgieron cuatro temas, cada uno arraigado en un mito que necesita desacreditarse.

El grave mito empresarial

Una gran parte de los encuestados dijeron creer que el humor simplemente no tiene lugar en medio de un trabajo serio.

Al principio de nuestras carreras, este mito a menudo proviene de la inseguridad sobre la falta de experiencia. (Esto es antes de que tengamos la experiencia suficiente para saber que nadie sabe realmente nada.) Nos preocupa dañar nuestra credibilidad y no ser tomados en serio.

Sin embargo, según encuestas de cientos de líderes ejecutivos realizadas por Robert Half International y Hodge-Cronin & Associates, el 98 por ciento informó preferir a los empleados con sentido del humor, mientras que el 84 por ciento creía que los empleados con sentido del humor hacen un mejor trabajo. Y el humor afecta no sólo cómo nuestros líderes nos perciben, sino también cómo lo hacen nuestros compañeros: Mostrar nuestro sentido del humor puede hacer que nuestros compañeros sean más propensos a atribuirnos un estatus más alto y a votarnos en roles de liderazgo.

A medida que avanzamos en nuestras carreras, esta idea errónea evoluciona. Con un mayor estatus viene un mayor escrutinio; cuando nos encontramos en etapas progresivamente más “altas”, sentimos presión para mostrar aún más profesionalidad y «seriedad» a los accionistas, clientes y colegas. Además, los líderes informan que el diferencial de estatus hace que sea más difícil presentar “su auténtico yo”, al mismo tiempo que cumplen con las responsabilidades de su función.

Pero ahora más que nunca, tienen que hacer ambas cosas. Los líderes actuales se enfrentan a una crisis de confianza; casi la mitad de los empleados citan su falta de confianza en el liderazgo como el mayor problema que afecta su desempeño laboral.

Además, cuando se les pregunta a los empleados qué características inspiran confianza en un líder, las respuestas que sobresalen, son algunas como «conocer los obstáculos que el líder superó» y «que hable como una persona normal», estas respuestas cuentan una historia consistente: los empleados de hoy anhelan líderes humanos más auténticos. 

El humor es una poderosa estrategia de liderazgo para humanizarse a sí mismo de cara a los empleados, romper barreras y equilibrar la autoridad con la accesibilidad. Como ejemplo, los líderes que usan el humor son calificados como más altos en medidas de confiabilidad y capacidad de liderazgo por parte de sus empleados. 

Y más allá de las señales que enviamos a nuestros empleados, una cultura que equilibra el trabajo serio con la ligereza y el juego puede mejorar el rendimiento del equipo. En un estudio en el que participaron más de cincuenta equipos, los investigadores analizaron reuniones de equipo pregrabadas, así como las calificaciones de los supervisores sobre el rendimiento del equipo, tanto inmediatamente como de nuevo dos años después. 

La presencia del humor en las interacciones del equipo predijo una comunicación más funcional y un mayor rendimiento del equipo tanto en el momento como en el tiempo. Las culturas lúdicas permiten a los equipos prosperar, incluso (y especialmente) cuando los tiempos son difíciles.

Por supuesto, no deberíamos ir por el mundo siendo graciosos todo el tiempo, eso sería agotador (y contraproducente). Pero hemos girado tan lejos en el extremo opuesto que nuestros negocios tienen sed de ello. 

El mito del fracaso

La gente está aterrorizada por sufrir un silencio incómodo después de una broma que cae plana, o, peor aún, la revelación de que han ofendido involuntariamente a alguien.

Pero la investigación muestra que nos equivocamos en el fracaso. No todos los «fracasos» del humor se crean de la misma manera, y cada vez que te ríes no es necesariamente una «victoria».

En los últimos años, Brad Bitterly, Maurice Schweitzer y Alison Wood Brooks han llevado a cabo una serie de experimentos en Wharton y Harvard explorando el impacto del humor en las percepciones de estatus, competencia y confianza, e, igual de importante, el impacto del humor fallido en cada uno.

En un experimento, se pidió a los sujetos que leyeran una transcripción de la respuesta de un entrevistado de trabajo a la pregunta «¿Dónde te ves en cinco años?» Algunas de las respuestas fueron serias, mientras que otras fueron divertidas (por ejemplo, «celebrando el quinto aniversario de que me hicieras esta pregunta»). 

Luego se pidió a los sujetos que calificaran a los entrevistados sobre competencia, confianza y estatus. Los resultados no fueron lo que se esperaba. Resultó que el determinante más importante de si un entrevistado era visto más positiva o negativamente no era si su respuesta provocaba risas, sino si se percibía como apropiado. En otras palabras, no es tanto si realmente eres gracioso, es si tienes la idea de contar cualquier broma (que indique confianza), y si esa broma es apropiada para el contexto, eso indica estatus y competencia.

Este gráfico lo resume bastante bien:


El cuadrante superior derecho sigue siendo el «sweet spot» que esperarías que fuera, aumentando las percepciones en los tres factores: confianza, competencia y estatus. 

La mitad izquierda de la tabla, según el barómetro de risas, es lo que normalmente tendemos a pensar como un fracaso: es decir, nadie se rió. ¡Pero si te encuentras en el cuadrante superior izquierdo, sigues siendo bueno! Incluso el humor en el que la gente no encuentra risas todavía, se considera apropiado, aumentando la percepción de los demás sobre nuestra confianza y sin tener un impacto significativo en el estatus o la competencia.

La mitad inferior de la tabla es cómo definimos el fracaso: el humor que la gente encuentra inapropiado, si se ríe o no. Caer en estos cuadrantes (la zona del estúpido y la zona del villano) tiende a disminuir las percepciones de estatus y competencia.

Por supuesto, rara vez la gente tiene la intención de ser villano o ser idiota: los cuadrantes inferiores del gráfico no son lugares a los que navegamos a propósito. Pero sin darnos cuenta cruzar la línea es un riesgo real, especialmente para aquellos en posiciones muy visibles o públicas. 

El mito de ser gracioso

Ahora llegamos a uno de los mitos más complicados: que para usar el humor y la ligereza en el lugar de trabajo, tienes que «ser gracioso». Parece lógico, ¿verdad? Pero lo creas o no, lo que es mucho más importante que «ser gracioso» es simplemente señalar que tienes sentido del humor.

Incluso si no te sientes cómodo siendo gracioso, siempre y cuando entiendas el valor del humor en el trabajo, puedes beneficiarte de ello. El mero acto de señalar que tu sentido del humor tiene latidos del corazón es suficiente para marcar una gran diferencia, especialmente si estás en un papel de liderazgo. 

Un estudio del investigador Wayne Decker encontró que los gerentes con sentido del humor (independientemente de si ellos mismos eran divertidos) fueron calificados por subordinados como 23 por ciento más respetados, 25 por ciento más agradables, y 17 por ciento más amigables.

Entonces, ¿cómo indicas exactamente que tienes sentido del humor? A veces, es tan simple como reírse de los chistes de los demás, o saltar en oportunidades para aligerar el estado de ánimo. Incluso una sonrisa amistosa puede hacer maravillas. Como dice el ex CEO de Twitter Dick Costolo: 

«No tienes que ser el ingenio más rápido de la habitación. La forma más fácil de tener más humor en el trabajo es no tratar de ser gracioso, en cambio, sólo busca momentos para reír».

La buena noticia es que si tú eres algo así como estos 174,000 encuestados de Gallup, es probable que estés haciendo esto mucho más fuera de la oficina. En promedio, los datos muestran que tendemos a sonreír y reír mucho más los fines de semana que entre semana.

Pero ahora con la pandemia, ¿qué estará pasando?

El mito de nacer con el talento

 Los comediantes necesitan talento y entrenamiento para tener éxito. Pero demasiada gente tiene la impresión de que el humor es una habilidad innata, no una habilidad que puedas aprender.

En otras palabras, tendemos a creer que somos graciosos o no lo somos; como diría la investigadora Carol Dweck, tenemos una mentalidad fija. Sin embargo, gracias al trabajo de Dweck y sus colegas, ahora sabemos que una serie de dominios que antes se pensaba que se conectaban a nuestra codificación genética, como la inteligencia y la creatividad, no son fijos. 

Podemos cambiarlos adoptando lo que ella llama una mentalidad de crecimiento. El humor no es una característica binaria de nuestro código genético, sino más bien una habilidad que podemos fortalecer a través del entrenamiento y el uso, al igual que fortaleceríamos nuestros músculos de las piernas haciendo ejercicio en el gimnasio, subiendo escaleras, y caminando de un lado a otro durante las videoconferencias cuando nuestra «cámara no está funcionando».

¿Cuál es mi estilo de humor?

No todo el mundo es gracioso de la misma manera. En los últimos seis años, las autoras previamente mencionadas, han dirigido una serie de estudios para entender las diferencias individuales tanto en lo que la gente tiende a bromear como en cómo entregan su humor de forma más natural. Esos estudios han dado lugar a cuatro estilos de humor primarios: el Stand-up, el Sweetheart, el Magnet y el Sniper.

¿Quieres saber cuál es el tuyo?

Paso 1:

 Lee cada declaración y evalua del 1 al 5, donde 1 = «totalmente en desacuerdo» y 5 = «totalmente de acuerdo.»

  1. ____ Mi sentido del humor es edificante y saludable; Soy generoso con la risa.
  2. ____ Mientras digo algo gracioso, a menudo lo digo mientras sonrío o me río.
  3. ____ Otros describirían mi humor como animado, a veces payasadas.
  4. ____ Mi sentido del humor es oscuro y nervioso; tienes que ganarte mi risa.
  5. ____ Cuando digo algo gracioso, a menudo lo digo con seriedad.
  6. ____ Otros describirían mi humor como seco y sarcástico, un gusto adquirido.
  7. ____ Disfruto ser el centro de atención cuando bromeo y confío en hacer riffs en el momento 
  8. ____ Mi humor es atrevido, irreverente y tosco; No tengo miedo de “alborotar las aguas” para hacer reír.
  9. ____ Tengo una piel dura para la gente que se burla de mí y no me importa ser el blanco de una broma.
  10. ____ Prefiero planear el humor antes de decirlo y no me interesa ser el centro de atención.
  11. ____ Mi humor es sencillo y modesto; Considero cuidadosamente cómo mi humor aterrizará en los demás antes de decirlo.
  12. ____ Creo que las bromas y las burlas por lo general no valen el riesgo de herir los sentimientos

Paso 2:

Suma tus puntuaciones como se indica a continuación y encierra en un círculo la más alta. Cuanto más alta sea tu puntuación, más probabilidades tendrás de mostrar características del estilo de humor correspondiente:

Puntuación

Suma de los elementos 1 a 3: Magnet

Suma de los elementos 4 a 6: Sniper

Suma de los elementos 7 a 9: Stand-Up

Suma de los elementos 10 a 12: Sweetheart 

Stand-up

Los Stand-ups son artistas naturales que no tienen miedo de alborotar las aguas para hacer reír. Cobran vida frente a la multitud, y en situaciones grupales casi siempre son los que hacen bromas. Los Stand-ups creen que pocos temas están prohibidos para bromear, y no rehuyen a las maldiciones, el humor negro, las bromas y los chistes espontáneos. Su piel gruesa significa que pueden tomarlo tan bien como lo reparten y, de hecho, a menudo ven ser el blanco de una broma como una señal de afecto.

Si el mundo es tu escenario y no te importa sacrificar algo de dignidad (o los sentimientos de alguien) para reírte, podrías inclinarte hacia el estilo Stand-up.

Sweetheart 

Son serios y honestos, y a menudo pasan desapercibidos. Prefieren su humor planificado y discreto: una línea de risa sutil cuidadosamente tejida en un discurso o presentación en lugar de una broma contada sobre la marcha. Sensibles y alegres, los Sweethearts se mantienen alejados de las burlas que tienen el riesgo de herir los sentimientos (además prefieren no ser objeto de las burlas de los demás) y, en cambio, usan el humor como una herramienta para animar a quienes los rodean y unir a las personas.

Si tienes una inclinación optimista hacia tu humor, no estás interesado en ser el centro de atención y prefieres planificar lo que vas a decir (y cómo harás que la gente se sienta), puedes inclinarte hacia el estilo Sweetheart.

Magnet

Tienen la capacidad de estimular el estado de ánimo de las personas con un buen ánimo inquebrantable. Mantienen las cosas positivas, cálidas y edificantes, evitando el humor controvertido o perturbador mientras irradian carisma. Su entrega tiende a ser animada, se deslizan fácilmente en personificaciones y personajes. A menudo se ríen cuando hacen una broma tonta porque es demasiado divertida, y son igualmente generosos con su risa cuando alguien más sube al escenario.

Si haces comedia de improvisación (o te han dicho que deberías hacerlo), tienes la reputación de brindar excelentes brindis en las bodas (igualmente sinceros e hilarantes) y vuelves a casa de las fiestas con las mejillas adoloridas de sonreír, es posible que te inclines por el estilo Magnet. 

Sniper

Los francotiradores son nerviosos, sarcásticos y matizados, sin miedo a cruzar líneas en busca de una risa. Describen su humor como un “gusto adquirido” (uno que no todos adquirirán) con una entrega que tiende a ser seca y silenciosa. En situaciones de grupo, prefieren mirar desde el margen antes de hacer su movimiento, dándoles tiempo para elaborar en silencio su siguiente zinger. No esperes que se rían fácilmente; en general, necesitas ganarte la risa del francotirador, lo que lo hace aún más dulce cuando la obtienes.

Si tienes una forma de aterrizar en una sola línea mortal con una entrega perfectamente inexpresiva, y no tienes miedo de cruzar líneas y pasar por encima de las cabezas de las personas, puedes inclinarte hacia el estilo Sniper.

Adapta tu estilo de humor

La mayoría de nosotros tiene cierto sentido del estilo de humor que es más natural, por lo que estas etiquetas no son absolutas. Nuestro estilo puede variar según nuestro estado de ánimo, la situación y la audiencia. A algunos de nosotros nos encantará ser el centro de atención y contar chistes ofensivos en voz alta cuando salimos con algunos amigos cercanos, pero es más probable que compartamos una pequeña e irónica observación entre la multitud. O podríamos ser mordaces y sarcásticos (de una manera cariñosa) en casa con nuestra pareja, pero mantenemos nuestro humor ligero y positivo con nuestro equipo en el trabajo.

De hecho, no solo puedes cambiar de estilo, sino que debes hacerlo. Como muchos comediantes han mencionado, parte de usar el humor de manera efectiva es poder ajustar el set y la entrega dependiendo de la lectura de la sala. Por ejemplo, los Stand-ups y Snipers se burlan de expresar afecto, pero a veces no se dan cuenta de que cuando se les lleva demasiado lejos, su humor puede resultar alienante para los Magnets y Sweethearts. 

Para mantener a la multitud de su lado, es importante que los Stand-ups y los Snipers sepan cuándo «levantar el pie del acelerador». Por otro lado, Magnets y Sweethearts se rebajan a sí mismos para levantar a otros, pero demasiado autodesprecio puede socavar su poder a los ojos de Stand-ups y Snipers.

Nuestro estilo de humor no está programado. Hay poder no solo en ganar conciencia de nuestro propio estilo, nuestras preferencias y tendencias en lo que nos parece divertido y en cómo expresamos nuestro humor, sino en reconocer cuándo podría beneficiarnos cambiar. 

Recuerda, el humor en el mundo empresarial es extremadamente bajo. El objetivo no es provocar una risa estridente; es simplemente crear un momento de conexión. Con frecuencia, todo lo que se necesita es una mentalidad de ligereza para transformar una relación o un momento.

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