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Bookshake – Antifrágil

Recuerdo que la primera vez que me topé con Nassim Nicholas Taleb, o bueno, con sus libros, fue en un remate de una librería que estaba por cerrar, entre la montaña de libros alcancé a ver algo que decía «Cisne Negro» y según mi radar era lo suficientememnte viejo pero no tanto como para no ser lo suficientemente contemporáneo.

Esto último es importante porque esa es la combinación bajo la cual he leído toda mi vida, libros viejos y libros nuevos en la misma proporción.

En fín, ahí estaba uno de los libros que se convertiría en algo importante solo que aún no lo sabía. Si bien no es indispensable haber leído los libros anteriores a Antifrágil, sí vas a encontrar referencias de ellos en este último, por lo que, un contexto extra nunca está de más.

Ahora bien, ¿quién diablos es Nassim Nicholas Taleb? Es un ensayista que se hace llamar a sí mismo un flâneur:

«Alguien que, a diferencia de un turista, toma a cada paso la decisión oportunista de revisar su plan (o su destino) para impregnarse de nuevos elementos basados en la nueva información que va obteniendo. En los ámbitos de la investigación y la empresa, ser un flâneur equivale a «buscar la opcionalidad».»

Ya hablaremos más adelante de la opcionalidad, vayan buscando un asiento y una bebida, que esto está por comenzar.

Taleb es honestamente, la clase de autor al que yo aspiraría si me dedicara a escribir libros, tiene una mente fascinante pero más allá de eso, es el tipo de persona que no puede pasar desapercibida, le amas o le odias, con él no hay puntos medios.

Es la clase de autor que tira encabezados como «Si desaparecieran los expertos, sólo los echarían de menos sus madres» pero sobre todo, aprecio mucho su erudición. Claro, todo esto es desde mi perspectiva, al final, en el fondo más que para aprender, leemos libros para confirmar nuestras ideas…

En síntesis Taleb no no es el típico sesudo académico que pontifica desde su torre de marfil, sino un tipo que, cuando recibe amenazas de muerte, en vez de contratar a un guardaespaldas, como le aconsejan sus editores, estudia las artes y los sistemas de entrenamiento del tipo con más pinta de asesino y pendenciero del Bronx… Los imita y sigue a rajatabla: nada de hacer innumerables sesiones de levantamiento de pesas, empleando pocos kilos, sino hacer siempre pocas levantadas, pero con el mayor peso que puedas levantar. Y después, que circule el festín de pasteles.

Antifrágil

El libro está dividido a su vez en siete libros dentro de los cuáles hay un total de venticinco capítulos.

Según yo, para leer a Taleb, hay que hacerlo en 3 tiempos como cuando nos damos una buena comida, el primer tiempo para abrir boca, es decir, enfocarnos realmente en solo leer sin caer en la tentación de ir buscando las referencias, eso lo hacemos en el segundo tiempo que vendría siendo el plato fuerte, y por último, el tercer tiempo, en donde releemos una vez más pero esta vez con un nuevo contexto, uno que nos permite comprender de manera más profunda cada detalle.

Por esta razón me tomó tiempo escribir una reseña pero ahora después de los 3 tiempos, aquí van mis reflexiones, puede que algunas les parezcan inconexas e incompletas y es mi deber advertirles que lo están, sin embargo, estoy segura que de poco en poco les iremos dando forma.

Prólogo

Como es de esperarse este es el apartado en el que Taleb nos explica qué diablos significa este concepto que llegó para quedarse (al menos en mi vocabulario).

Lo primero que hace es hablarnos de lo apofático, es decir, aquello que no se puede decir o nombrar específicamente ni describir directamente con nuestro vocabulario actual, algo así como lo que hemos hablado en Blackbot sobre la inexistencia de la palabra creatividad, hasta su introducción formal en el Diccionario Manual de la Real Academia Española, en 1983.

Pues eso es justo lo que ocurre con la palabra antifrágil, en realidad no existe en el diccionario y por más que busques un sinónimo, que podría ser: resistente, resiliente o duradero, no lograrías definir las cualidades de lo antifrágil, por lo tanto, es innegable que la existencia de la palabra, es necesaria. 

Y es que hay una peculiaridad con lo antifrágil que hace necesaria su existencia:

“Lo robusto y lo resiliente no se ven beneficiados de la volatilidad y el desorden, lo antifrágil si”

O dicho en otras palabras, lo antifrágil se beneficia del caos. Para sostener el argumento, Taleb nos recuerda la historia de Hidra, el personaje mitológico que representa muy bien la antifragilidad, simplemente por el hecho de que cada que le cortaban la cabeza, le crecían dos más.

Lo primero que se me vino a la mente fue preguntarme si bajo ese precepto yo soy antifrágil e inmediatamente recordé una historia que me han contado desde diferentes perspectivas y versiones pero que al final coincide en una cosa, mi mamá era muy joven cuando quedó embarazada de mí, por lo que se entiende que lo primero que pasara por su cabeza fuera interrumpir su embarazo, se dice que intentó de todo pero como podrán darse cuenta, no lo logró. 

El punto es que uno de los ginecólogos que asistió el parto dijo que había notado algo «inquietante» cuando nací y ese algo era que la bolsa aminiótica era «anormal», tenía una especie de «callos» que al parecer se habían creado en los intentos de mi madre por interrumpir su embarazo, así que en cuanto «estuve lista», nací, eso sucedió a los 7 meses, lo que verdaderamente asombró al doctor era que si me hubiera quedado dos meses más, posiblemente esas deformaciones de la bolsa aminiótica hubieran terminado por deformarme a mi también.

No me atribuyo para nada este suceso, pero lo que sí me sorprende es que la mayor muestra que tenemos sobre antifragilidad es la naturaleza, tal y como lo analizamos en el artículo en el que hablamos de la biomimética.

Si bien no me crecieron dos cabezas, es evidente que me fortalecí con el caos y me beneficié tanto de la volatilidad, que «estuve lista antes de tiempo».

Regresando al libro, una vez que nos es presentado el concepto, ahora nos muestra a la familia del desorden, que es justo de lo que se alimenta la antifragilidad y de lo que la fragilidad intenta escapar:


Ante esto te pregunto, ¿cuáles de estos elementos te benefician o te afectan?

En lo que reflexionas, pasemos al siguiente punto llamado «La Tríada», el cual, parte del principio:

“…Es más fácil saber si algo es frágil que predecir un suceso que lo pueda dañar.”

En pocas palabras, no podemos predecir las cosas pero si podemos anticiparnos evaluando su nivel de fragilidad, por ejemplo, si construyes una empresa es difícil predecir que cosas o tecnología podrían destruirla pero si que puedes concentrarte en desarrollar «opcionalidad». Lo que inevitablemente me hizo pensar en el diseño de futuros, en donde una de las principales actividades es justo desarrollar opciones, solo que nosotros le llamamos futuros.

La Tríada está integrada por:

  1. Lo frágil: Lo que quiere tranquilidad y se derrumba ante alguno de los elementos pertenecientes a la familia del desorden.
  2. Lo robusto: Todo aquello a lo que le da igual la familia del desorden.
  3. Lo antifrágil: Lo que surge, se beneficia y se fortalece de la familia del desorden.

Para nuestro mejor entendimiento, Taleb nos regala una tabla en donde cita ejemplos que permiten que el concepto termine de desplegarse en nuestras mentes:


LIBRO 1: Introducción a lo antifrágil

Este libro contiene cuatro capítulos que prácticamente nos hablan sobre ejemplos de antifragilidad, las diferencias entre lo orgánico y lo mecánico y la evolución.

No sé si te pasa pero cuando pienso en la palabra frágil, lo primero que se me viene a la mente son esas cajas que tienen impreso en letras rojas la frase: MANÉJESE CON CUIDADO.

Y justo ese es el ejemplo con el que comienza el primer capítulo, bajo lo que ya aprendimos en el prólogo, podemos sintetizar que la etiqueta correcta que debería tener una caja que contiene algo antifrágil sería: POR FAVOR, MANÉJESE SIN CUIDADO.

Más adelante, nos encontramos con una probada de un tema que se repite constantemente en el libro y es la Medicina, desde la más antigua hasta la más contemporánea.

Algo que hace muy bien Taleb es utilizar los hechos históricos que son poco comunes para poder explicar o reforzar un punto, tal es el caso del método denominado Antodotum Mitridatum, elogiado por Aulo Cornelio Celso, un famoso médico antiguo.

Resulta que este método nace gracias a una leyenda que afirma que el rey Mitrídates IV de Ponto, se ocultaba después de que asesinaran a su padre, por lo que eso desató en él la necesidad de protegerse contra el envenenamiento, lo hizo ingiriendo pequeñas dosis de veneno, mismas que iban aumentando con el paso del tiempo. Paradójicamente, al final de sus días, él mismo intentó quitarse la vida ingiriendo un frasco entero de veneno pero el plan no funcionó ya que las pequeñas dosis que ingirió tiempo atrás lo habían fortalecido, por lo que le tuvo que solicitar a un comandante amigo que lo asesinara.

No puedo evitar pensar lo mucho que se parece esto al pensamiento que tenemos dentro de Blackbot donde siempre nos repetimos «El asesino de Blackbot tiene que ser Blackbot», es decir, que de alguna forma al cuestionarnos todo el tiempo qué podría matarnos, creamos a nuestro propio asesino (veneno), en forma de un producto o servicio y eso de alguna forma representa ingerir pequeñas dosis de veneno, con el paso del tiempo esas dosis se convierten en productos rentables, entonces las incorporamos a nuestro modelo de negocio, de manera que, cuando una agencia o cualquier empresa quiere emular y «competirnos» con esa fórmula, no funcionará ya que nosotros hemos ingerido previamente «ese veneno».

A partir de este pensamiento, mi pregunta para ti sería: ¿Quién está creando el veneno o la fórmula que podría matarte a ti o a tu compañía?

Dentro del capítulo dos, hay un concepto que me encantó y es la redundancia, me sorprendió porque se alejó de la definición tradicional sobre algo que se repite y fue abordado desde el concepto de exceso de abundancia.

Esto ejemplifica cómo al igual que Hidra, los seres humanos contamos con dos riñones, pareciera que la naturaleza nos colocó un repuesto pensando en que si uno falla aún así podríamos sobrevivir solo con el otro.

Mi conclusión sobre lo arriba mencionado es que a mayor redundancia, mayor antifragilidad, o lo que es lo mismo, menor fragilidad.

A finales de este capítulo y a inicios del capítulo tres, Taleb nos habla de los estresores y de su función, por ejemplo, nos dice cómo es que la información es antifrágil ya que se alimenta más de los intentos de dañarla que de los de fomentarla. Hoy este efecto está más vivo que nunca, sino me creen piensen en las fake news.

En otro ejemplo relacionado a los huesos humanos, analiza cómo es que el transporte de agua o de cestos sobre la cabeza, que se practica en sociedades tradicionales, provoca beneficios para la salud aumentando la densidad ósea, es decir, el estresor, en este caso la canasta con cierto peso, va preparando al cuerpo de tal forma que lo fortalece, aunque es importante mencionar que al igual que con el ejemplo del rey Mitrídates, esto sucede de forma gradual.

Yo lo resumiría en algo así como: «Poco veneno no mata»

Todo esto nos lleva a reflexionar sobre que nuestras antifragilidades están sujetas a ciertas condiciones y a la frecuencia de los estresores. Lo que al final es la esencia de la principal diferencia entre lo mecánico y lo orgánico.

Mientras que lo orgánico se atrofia con la ausencia de estresores, lo mecánico se atrofia con la presencia de los mismos.


«Lo que me mata hace más fuertes a otros», así se llama el capítulo cuatro. Quizás esta es una de las ideas más controversiales del libro, claro, eso depende del cristal con el que se mire, además hace muy bien en agregar un capítulo de ética al final.

La antifragilidad de unos supone necesariamente la fragilidad de otros, sobre todo pensando en un sistema. Piensa en un bosque por ejemplo, para que los árboles más altos logren sobrevivir, las plantas y hierbas más débiles deben morir pero esa energía en forma de nutrientes, es la que hace que los árboles vivan tanto tiempo.

Por supuesto que en lo natural es más fácil analizar este fenómeno porque cuando lo mudamos a lo humano y sumamos los niveles y las jerarquías bajo las cuales estamos organizados, las cosas se ponen más complicadas.

Al final del día, lo que esta idea quiere decir es que en un sistema unos tienen que morir para que otros sobrevivan pero al mismo tiempo, la suma de los elementos del sistema hacen que el sistema sea antifrágil.

Taleb usa el ejemplo de los restaurantes, los cuales en esencia y en individual son frágiles y compiten entre sí, pero el conjunto de restaurantes de una zona es antifrágil por la misma razón ya que si ningún restaurante muriera, la industria restaurantera no podría evolucionar, por lo tanto, se estancaría y algo que se estanca termina por morir.

Esto último, es una de las razones por las que creo que «la muerte de la muerte» o «vivir para siempre» es una pésima idea, ya que estaríamos interviniendo en la inteligencia innata del sistema y terminaríamos colapsando por una simple y sencilla razón, «los organismos son poblaciones y las poblaciones son organismos».

Por eso es que este capítulo lleva ese título porque si bien creemos que «lo que no te mata te fortalece», lo cual, en cierto modo es correcto; si no te mató a ti, terminará matando a otros, a los que no se prepararon y no fueron tomando sus microdosis de veneno pero eso, lejos de ser «algo triste», es al final del día, algo bueno para el sistema.

Ante esto no puedo evitar pensar en las estadísticas sobre el emprendimiento, al menos en México el 75 por ciento de las empresas que se inician, fracasan a los dos años y solo un 25 por ciento logra sobrevivir, mi pregunta es: ¿Debemos dejar que esto siga ocurriendo y dejar de querer jugarle al héroe o rescatador de empresas? ¿Hacemos más daño evitando que esto ocurra? Más adelante cuando hablemos de iatrogenia descubriremos como la mayoría de las veces hacemos más daño interviniendo en el sistema que no haciéndolo.

Por su parte Taleb nos dice que le encantaría que celebráramos el día del emprendedor con el siguiente mensaje:

“La mayoría de vosotros fracasaréis, seréis poco respetados, os empobreceréis, pero os agradecemos los riesgos que habéis corrido y los sacrificios que habéis hecho por el crecimiento económico del planeta y por librar a los demás de la pobreza. Os debemos nuestra antifragilidad. Y el país os lo agradece.”

LIBRO 2: La modernidad y la negación de la antifragilidad

Aquí ya comienza a meterse más en los sistemas políticos y sociales y explica cómo el privarlos de volatilidad (recuerden la familia del caos), los perjudica.

Esto lo explica de manera tan simple que raya en lo chistoso:

“Un carnicero alimenta durante mil días a un pavo; cada día confirma a su plantilla de analistas que a los carniceros les encantan los pavos «con una confianza estadística creciente». El carnicero seguirá alimentando al pavo hasta unos días antes de Acción de Gracias. Y entonces llega el día en que ser un pavo no es muy buena idea. O sea que, tras verse sorprendido por el carnicero, el pavo se deberá replantear sus creencias justo cuando su confianza en la afirmación de que al carnicero le encantan los pavos es máxima y su vida de pavo, que «rebosa tranquilidad», parece totalmente previsible.”

Este ejemplo nos muestra cómo es que no es lo mismo «la ausencia de prueba (de un perjuicio) que la prueba de ausencia».

Por lo tanto, esto me hace advertirte una cosa: 

Si creas un plan pensando que lo peor que podría pasarte es un escenario pandémico como el que hoy tenemos, estás cometiendo un gran error porque cada pandemia que tengamos será peor que la anterior, por lo tanto, crear un plan basado en lo mal que te fue esta pandemia, no es suficiente, en dado caso, dicho plan debería estar pensado en una pandemia al menos dos o tres veces peor.

En resumen: no seas un pavo.

Ahora viene una de mis partes favoritas de este capítulo, la metáfora conocida como el asno de Buridán.

“Un asno tan hambriento como sediento que se halle a la misma distancia de la comida y del agua acabará muriendo inexorablemente de hambre o de sed salvo que reciba un leve empujón aleatorio en una u otra dirección.”

Huimos tanto de la aleatoriedad porque quizás no hemos comprendido que será la única que nos podrá salvar bajo ciertas circunstancias. Paradójicamente la mejor forma de pasar del caos al orden no es eliminando el caos sino agregando vibraciones aleatorias de baja intensidad. 

Para profundizar en este punto, te sugiero que veas este video:

Ahora vayamos directamente al capítulo siete y hablemos de lo que te comentaba anteriormente, la iatrogenia.

NOTA: La iatrogenia es un daño no deseado ni buscado en la salud, causado o provocado, como efecto secundario inevitable, por un acto médico legítimo y avalado, destinado a curar o mejorar una patología determinada.

¿Recuerdas que te dije que Taleb hablaría mucho sobre Medicina? Bueno pues…

“En los años treinta se presentaron 389 niños a varios médicos de la ciudad de Nueva York que recomendaron amigdalectomías a 174 de ellos. Los 215 niños restantes se presentaron a otros facultativos que aconsejaron la misma operación a 99. Cuando otros médicos examinaron a los 116 niños restantes, recomendaron la intervención a 52. Si tenemos presente que la morbosidad es de un 2 a un 4 % (estas cifras corresponden a la actualidad porque los riesgos de la cirugía eran muy elevados en esa época) y que se produce una muerte por cada 15,000 intervenciones, nos haremos una idea del punto de equilibrio entre los beneficios y los perjuicios desde el punto de vista médico.

En este ejemplo podemos ver un homicidio probabilístico en acción. Cada niño que se somete a una operación quirúrgica innecesaria ve reducida su esperanza de vida. Y este ejemplo no solo nos da una idea del daño causado por quienes llevan a cabo la intervención; peor aún, ilustra la falta de conciencia de la necesidad de hallar un punto de equilibrio entre beneficios y perjuicios.”

A esta necesidad de ayudar, Taleb le llama «intervencionismo ingenuo», aquí es donde retomo mi pregunta sobre las estadísticas del emprendimiento, en mi experiencia, el costo de ayudar a que existan más emprendimientos lo único que ha hecho es que se provoquen más fracasos y que dichos fracasos tengan cada vez más daños colaterales, por ejemplo, piensa en Uber, una empresa que aparentemente es un éxito pero que justo hace un año se declaraba en bancarrota. No es lo mismo que fracase la panadería de la esquina de tu casa a que fracase Uber, simplemente porque Uber tiene más de 22,000 empleados, el daño es mayor.

Pero aún así, ahí están todos, rescatando lo insalvable tal y como le está pasando ahora mismo a las aerolíneas

Si bien estos ejemplos no están mencionados por Taleb porque el libro se escribió en 2012, sí hay más de 10 ejemplos que mencionan cómo incluso la Medicina (de hecho de ahí viene el término de iatrogenia) ha cometido la mayor cantidad de actos iatrogénicos.

Ojo, tampoco se trata de nunca hacer nada, de hecho Taleb hace una aclaración al respecto:

“Esta argumentación no va contra la noción de intervención; en realidad, me preocupa igualmente que no haya intervención cuando es realmente necesaria. Solo deseo llamar la atención sobre la intervención ingenua y la falta de conciencia y de aceptación del daño que causa.”

Eso significa que «tendemos a intervenir en exceso en áreas con unos beneficios mínimos (y grandes riesgos) y a intervenir demasiado poco en áreas donde la intervención es necesaria, como en el caso de las urgencias.»

Dicho lo anterior, hay que simplemente saber cuándo intervenir, o mejor aún, beneficiarnos cuando algo intenta hacernos daño, aprendamos un poco de los hackers, que al hackear un sistema logran que este se haga más fuerte.

Más adelante en el capítulo siete, Taleb hace una excelente distinción entre lo predictivo y lo antifrágil, básicamente funciona así:

“Lo que hace que la vida sea sencilla es que lo robusto y lo antifrágil no tienen por qué entender el mundo con tanta precisión como lo frágil y no necesitan pronósticos.”

Por otro lado Taleb enlista tres puntos para controlar la fragilidad, mismos que resumo y parafraseo a continuación:

  1. Minimizar los daños y maximizar los beneficios de cualquier previsión, es decir, tener cosas que no se rompan o que incluso se beneficien si las rompemos.
  2. Antes de intentar cambiar el mundo debemos asegurarnos de que las cosas se vuelvan más robustas o antifrágiles.
  3. La madre de todos los estresores es el tiempo, las cosas avanzan, necesariamente gracias a la antifragilidad.

LIBRO 3: Una visión no predictiva del mundo

Este libro contiene tres capítulos y creo pertinente mencionar que Taleb en todos sus libros hace mención de «Tony el Gordo», si no tienes idea de quién es, aquí te va una descripción:

Brooklyn Tony o Fat Tony es un hombre de negocios inteligente y curtido en el mercado en los cuentos de Taleb. No es un producto de la Ivy League ni de ninguna escuela intelectual «de marca». Tiene experiencia en el sector inmobiliario y bancario. Sabe cómo piensa la burocracia, cómo encontrar cosas que no están en la lista, cómo llegar a lugares que normalmente están cerrados a todo el mundo. No es un hombre de palabras, es un hombre mundano. Tiene talento para encontrar tontos: los que están en el mercado pensando que son más sabios que el resto pero a menudo terminan perdiéndolo todo. Sabe cómo hacer la pregunta correcta; puede que no use las palabras correctas.

Notarás que siempre lo usará para poner en evidencia lo frágil que son nuestros actuales sistemas, el punto es que en este capítulo a través de este personaje Taleb deja claro que «la curiosidad es antifrágil, como una adicción, y los intentos de satisfacerla hacen que aumente».

Llegamos al capítulo diez, un capítulo totalmente dedicado a Séneca y su estoicismo. No sé que tan familiarizado estés con el estoicismo, sin embargo, hay una definición clave que hay que entender de este capítulo y es, la fórmula de la antifragilidad:

“Tener más que ganar que perder, lo que equivale a más aspectos positivos que negativos, lo que equivale a una asimetría (favorable).”

¿Y qué rayos es una asimetría? Bueno para saber más de eso podrías leer otro de los libros de Taleb que lleva por nombre «Jugarse la piel» pero si no quieres hacerlo, lo único que tienes que saber es que para Taleb las asimetrías son las variables que aumentan o redcen la cantidad de daño o beneficio, es por eso que reafirma que «si los actos del destino nos causan más perjuicios que beneficios, nos hallamos ante una asimetría que no es buena.»

Esto en el mundo de los negocios podría traducirse en, si un cliente te provoca más perjuicios que beneficios, te volverá frágil, por lo tanto, es mil veces mejor no tener a ese cliente aunque te vendas la falsa de idea de que al tenerlo «al menos tendré un ingreso».

Seguro que lo primero que viene a tu mente es «pero si no tengo a ese cliente voy a morir de hambre», pues es justo esa dependencia la que te hace frágil, recuerda el paquete del capítulo uno que suplicaba que lo trataran sin cuidado, lo hace porque sabe en el fondo que la volatilidad es su mejor aliada y eso es justo a lo que se refiere con la asimetría positiva, una situación en la que si bien no todo es balance o simetría, a esa diferencia le gusta tanto la volatilidad, que gana más de lo que pierde al entrar en contacto con cualquiera de los elementos de la familia del caos.

Si vamos a tener más beneficios que pérdidas, es que nos gusta la volatilidad (el saldo será positivo) pero el precio a pagar siempre será la incertidumbre, retomando el ejemplo en cuestión, si dejas a ese cliente, vivirás un rato lleno de incertidumbre pero tarde o temprano llegará el verdadero cliente, aquel que traiga consigo más beneficios que perjuicios, y eso por consecuencia te volverá antifrágil.

Es por todo esto que en el capítulo once, hay un apartado enfocado en la «domesticación de la incertidumbre» y aquí refuerza un concepto importante: «La haltera».

La idea de la haltera propone que la mejor estrategia es combinar riesgos elevados con actuaciones muy conservadoras en lugar de estar en medio sin correr ningún riesgo.

Ante esto lo primero que pienso es en las conversaciones que hemos tenido con nuestro equipo financiero sobre la mejor estrategia de inversión, después de largas y muchas discusiones hemos llegado a la conclusión que la mejor forma de invertir es asignar un presupuesto a las criptomonedas y otro tanto a instrumentos de inversión tradicionales.

A nivel personal, Taleb aplica esto en su rutina de ejercicio, cuando va a cargar pesas va y levanta el máximo de peso que se puede levantar y eso lo combina con caminatas leves que no requieren mayor esfuerzo.

En síntesis, la haltera es domesticar la volatilidad y todos los elementos de la familia del caos, agregando de vez en cuando un poco de equilibrio y confort, o lo que es igual, ingerir un poco de veneno al mismo tiempo que te alimentas de manera equilibrada.

CAPÍTULO 4. Opcionalidad, tecnología e inteligencia de la antifragilidad

Aquí nos adentramos a los temas de innovación y de opcionalidad.

Después de una serie de argumentos muy bien planteados, Taleb evidencía que estamos en la época más frágil de la historia porque dependemos cada vez más de la tecnología, por lo tanto, si hubiese un apagón es más lo que tenemos que perder que lo que podríamos ganar, en pocas palabras la asimetría ante este escenario es negativa porque tenemos más perjuicios que beneficios.

Este es un escenario que gracias al diseño de futuros nos hemos planteado en Blackbot. ¿Qué pasaría si el Internet se apagara? Al ser una compañía que ahora mismo tiene una gran dependencia tecnológica, gracias a esta pregunta, comenzamos a desarrollar un modelo de negocio meramente análogo y nos dimos cuenta satisfactoriamente que si bien podría pensarse que estamos en la industria de la tecnología, en realidad estamos en la industria del conocimiento, así que no importa que el Internet se apagara, el modelo Blackbot es antifrágil.

Algo importante es que ni Taleb y mucho menos nosotros, proponemos en ningún momento que la tecnología se elimine, sino que estemos preparados para cuando el «apagón ocurra».

Si tienes dudas sobre la propabilidad de ocurrencia de un evento como este, te dejo la siguiente TED:

¿De qué forma podemos prepararnos? Para responder esta pregunta Taleb nos ofrece la opcionalidad, y nos dice:

“La capacidad de cambiar el curso de la acción se debe a la opción de cambiar. Las opciones —y también la «opcionalidad», la cualidad de lo opcional—. Nos llevarán a muchos lugares, pero en el fondo es la opción lo que nos hace antifrágiles y permite que nos beneficiemos del lado positivo de la incertidumbre sin vernos demasiado perjudicados por su vertiente negativa.”

Esto es maravilloso porque como ya señalé anteriormente, el diseño de futuros justo lo que permite es generar opciones o dicho de otro modo, generar opcionalidad, no para predecir o adivinar el futuro sino para estar preparados con las suficientes opciones como redudancia/abundancia y por lo tanto antifragilidad en donde los estresores lo único que hacen es miltiplicar el modelo. Algo así como los Gremlins a los que supuestamente se les quería hacer daño echándoles agua y en lugar de sufrir afectaciones, se multiplicaban.

De modo que, en este capítulo se termina de definir la idea de la asimetría en forma de una opción en la que, si así lo queremos, podemos tomar lo positivo y prescindir de lo negativo. En síntesis: La opción es el arma de la antifragilidad.

En el capítulo trece, Taleb prácticamente destruye con un bombardeo de argumentos a los académicos tradicionales que solo se la pasan estudiando fenómenos que otros ya estudiaron solo que ahora le agregan palabras más rimbonbantes y las venden como nuevas ideas cuando ni siquiera tuvieron el valor de poner en práctica ninguna de ellas. (Saludos Philipp Kotler).

Ante esto, honestamente no puedo dejar de sentir empatía, y es que este fenómeno de los que hablan mucho y hacen poco está extenddido en todas las áreas del pensamiento humano.

Pero hay un punto crucial que me llevó a desarrollar una investigación más profudnda, Taleb dice: «Varios estudios empíricos serios (sobre todo los de Lant Pritchet, entonces economista del Banco Mundial) no han hallado ninguna prueba de que elevar el nivel general de la educación conduzca a un incremento de los ingresos de un país.»

Te juro que tuve que releer esto una y otra vez, me resistía a creer tales argumentos, no solo porque una de las variables por la que BlackSchool fue creada era esa, sino porque es el argumento que nos han vendido todo el tiempo. 

Si bien, tú podrás sacar tus propias conclusiones y seguir teniendo o no tus propias creencias, te advierto que lo que argumenta Taleb es real, de hecho me sentí un poco ingenua al nunca haberme preguntado si en realidad la educación mejoraba el PIB de los países, siempre lo creí así, ciegamente, sin cuestionar. Por supuesto que eso es un error mío, sobre todo cuando yo misma he argumentado cientos de veces que hay que refutarlo todo.

Para más información respecto a esa aseveración, acá te dejo el link.

Ante tal objeción no estoy tapoco afirmando que entonces no vale la pena la existencia de la educación, simplemente reconozco que es muy cierto el subtítulo de este capítulo, «cuando dos cosas no vienen a ser lo mismo».

Por lo que no es lo mismo pensar:

Que la educación genera más riqueza.

A pensar que:

Más riqueza genera más educación.

Lo que me deja de aprendizaje es que, al menos de vez en cuando, deberíamos considerar ver las cosas no desde la causa-efecto sino desde el efecto-causa, créeme que desde que comencé aplicar esto el panorama se me abrió aún más y comencé a encontrar nuevas soluciones. No porque antes no lo hubiera hecho sino porque me hizo reflexionar que así como en el diseño de futuros hablamos de backcasting, ese pensamiento lo podemos llevar a otras áreas de nuestrta vida.

Siplificando al máximo esta reflexión: básicamente es comenzar a pensar al revés.

En fin, siguiendo con el repudio que Taleb le tiene a la academia, a continuación comparto contigo un fragmento de una tabla que expresa los distintos aspectos de la oposición entre solo hablar contra actuar.

Más adelante, Taleb enlista una serie de argumentos que retan y provocan un profundo análisis sobre lo que creemos o se nos ha contado respecto a fenómenos como la revolución industrial, donde en realidad quienes lograron empujar el avance de la época fueron unos cuantos, unos que disponían del recurso más valioso del humano, tiempo.

Y tenían tiempo porque pertenecían a ciertas élites que tenían todo cubierto, por lo tanto, podían darse el lujo de pensar y cuando uno se da el lujo de pensar, grandes cosas suceden.

Lo intersante es que en este capítulo Taleb hace un gran esfuerzo por reivindicar a los empíricos, a los inconformistas irrazonables, a los ingenieros, a los emprendedores, a los artistas innovadores y a los pensadores antiacadémicos que han sido según él «vilipendiados por la historia.»

En síntesis, lo que yo puedo extraer de ese capítulo es que «hay que fiarnos más de aquello que refuta que de aquello que confirma».

LIBRO 5. lo no luneal y lo no lineal

Taleb inicia este libro con una advertencia:

“El lector no interesado en detalles técnicos puede saltarse el libro V sin ningún problema…”

No sé si es porque ya estoy sesgada o lo suficientemente influenciada por Taleb por el hecho de haber leído (ahora sí) todos sus libros, pero tengo el presentimiento de que esto es una prueba que hace a nosotros, sus lectores, para ir midiendo si ya nos hiciemos aunque sea un poquito antifrágiles, de modo que, al sugerir que nos saltemos el capítulo solo haya dos alternativas, ambas movidas por la curiosidad, ya sea la presencia o la falta de ella.

Solo te reuerdo que la curiosidad es antifrágil…

Este libro sin duda es mucho más técnico pero no lo suficiente como para que alguien totalmenbte enfocado no pueda entenderlo.

Taleb por fin nos rebela como es que se le ocurrió el concepto de antifrágil y según él, todo fue gracias a una taza de porcelana.

“Soltar una taza de porcelana sobre el suelo desde un palmo de altura (21 centímetros) es peor que dejarla caer veintiuna veces desde una altura de un centímetro.”

De acuerdo con esta conjetura, Taleb dice que la fragilidad no es lineal y nos introduce dos nuevos conceptos:

  1. Lo convexo: Si para una variación dada tenemos más beneficios que perjuicios la curva trazada será convexa.
  2. Lo cóncavo (o convexidad negativa). Lo contrario a lo anterior.

Loanterior representado gráficamente se ve así:

Con esto de nueva cuenta confirmamos que a lo convexo le gusta la volatilidad, por lo tanto, convexo = antifrágil.

En pocas palabras, «la fragilidad en cualquier ámbito, desde una taza de porcelana o un organismo hasta un sistema político, el tamaño de una empresa o los retrasos en los aeropuertos, reside en lo no lineal.»

Una de las sesiones de nuestro curso de Creativity & Innovation Leadership justo está enfocada en examinar como nada en este vida es lineal, por el contrario, el movimiento es más bien un sube y baja, algo más parecido a un vórtex.

LIBRO 6. Vía negativa

Volvemos al tema de lo apofático pero esta vez para considerar que si bien hay cosas que no se pueden descibrir diciendo lo que son, pueden descibrirse diciendo lo que no son y a eso Taleb le llama la «Vía Negativa».

A partir de ese concepto pasamos al «Conocimiento Sustractivo», el principio central de la epistemología abogada por Taleb:

“Sabemos mucho más sobre lo que está mal que sobre lo que está bien, o, por expresarlo en términos acordes con la clasificación frágil-robusto, el conocimiento negativo (lo que está equivocado, lo que no funciona) es más robusto frente al error que el conocimiento positivo (lo que es correcto, lo que funciona). Por lo tanto, el conocimiento crece por sustracción mucho más que por adición, dado que lo que hoy sabemos puede demostrarse erróneo en un futuro, pero lo que sabemos que ya es erróneo no podrá demostrarse correcto más adelante (o, cuando menos, no tan fácilmente).»

En síntesis, una pequeña observación puede refutar un enunciado, mientras que millones de ellas apenas pueden hacer nada por corroborarlo definitivamente, es así como, la refutación es más rigurosa que la confirmación.

Y esto es justo de lo que hablábamos anteriormente, no podemos adivinar el futuro pero si podemos señalar la fragilidad del mismo al analizar lo que no queremos de ese futuro y entonces planificar y ejecutar estando listos, ya que si solo nos dedicamos a confirmar lo que ya sabemos o peor aún, justificar lo que ya sabemos que está mal, terminaremos por rompernos, como la taza de porcelana.

Por esta razón cuando en Blackbot aplicamos y enseñamos diferentes canvas, por ejemplo el «buyer persona», nosotros hacemos un «anti buyer persona», algo que nosotros llamamos el «no cliente», contrario a las ideas masivas, el pensar en tu no cliente detona más y mejores ideas que solo pensar en tu cliente, no solo porque le quita el romanticismo y permite el paso de la objetividad sino porque al refutar se encuentran más oprotunidades, soluciones y respuestas.

En las páginas siguientes Taleb nos habla de la neomanía (el amor por lo nuevo) y como eso, de nueva cuenta, nos está haciendo más frágiles, no solo porque estamos dejando de lado la sabiduría histórica y las cosas que le han sobrevivido al tiempo sino porque entre más cómodos estemos, dejamos menos cabida y tolerancia a la volatilidad.

Si bien, al final del día una de las cosas que estudia la disciplina de futuros es el cambio, también se señala la importancia de no dejar de observar las permanencias, sí, todas esas señales de las cosas que no cambian, por ejemplo, piensa en la forma de hacer el vino, en el barbero, en los bares (que tienen su origen en las tabernas), así como existen muchas cosas que cambian y lo hacen a gran velocidad, hay otras tantas que le sobreviven al estresor más grande de todos, el tiempo.

¿No será que hay algo de antifragilidad en ellos que les ha permitido sobrevivir? … Pensemos en ello.

Lo que quiero decir es que no debemos cometer el error de pensar que el futuro es lineal y que solo será una extensión del presente, recuerda la idea que nos habían vendido sobre la educación adistancia y al final como terminó siendo:

En resumen:

“Si queremos entender el futuro, estamos obligados a dar una mayor ponderación a aquello que existe desde hace tiempo: a aquellas cosas que han sobrevivido.”

Esto da pie a hablar de lo perecedero y lo no perecedero. 

«Para lo perecedero, cada día adicional de vida se traduce en una esperanza de vida adicional más corta. Para lo imperecedero, cada día adicional puede suponer una esperanza de vida más larga.»

Para ejemplificar lo mencionado anteriormente, Taleb usa el siguiente caso:

«Digamos que la única información que poseo sobre un señor es que tiene 40 años de edad y quiero predecir cuánto vivirá. Puedo acudir a las tablas actuariales existentes y buscar su esperanza de vida ajustada por edad, que es la que usan las compañías de seguros. Esa tabla predice que le quedan aún 44 años por delante. El año que viene, cuando cumpla 41 (o este mismo año, si aplicamos ese mismo razonamiento a una persona que ya tenga actualmente 41 años), le restarán algo más de 43 años de vida. Así pues, cada año que pasa, reduce su esperanza de vida adicional en, aproximadamente, un año (en realidad, en un poco menos de un año, ya que su esperanza de vida al nacer es de 80 años, pero su esperanza de vida a los 80 no será cero, sino una década más, aproximadamente).**

Lo contrario sucede con los elementos imperecederos. Aquí simplificaré las cifras por razones de claridad. Si un libro lleva publicándose cuarenta años, puedo confiar en que se sigan imprimiendo nuevas ediciones otros cuarenta años más. Pero (y esa es la gran diferencia con el ámbito de lo perecedero) si la obra en cuestión sobrevive en el catálogo editorial otra década más, cabrá esperar de ella que siga rindiendo nuevos ejemplares durante otro medio siglo a partir de ese momento. Por expresarlo de forma simple y a modo de regla, esto nos dice que lo que lleva existiendo ya mucho tiempo no «envejece» como lo hacen las personas, sino a la inversa, es decir, sumándose tiempo restante de vida. Cada año que pasa sin extinguirse, se duplica la esperanza de vida adicional de ese objeto o concepto imperecedero.»

Intenté hacer una gráfica de esto:

Para cerrar este capítulo los dejo con una de las frases que me sigue dando vueltas:

“Dependemos más del agua que de los teléfonos móviles, pero como el agua no cambia y los móviles sí, somos proclives a pensar que estos últimos desempeñan una función más relevante de la que realmente realizan.”

LIBRO 7: La ética de la fragilidad y la antifragilidad

Después de todo lo mencionado anteriormente, Taleb cierra muy oportunamente con un libro sobre ética.

Para mí es el aderezo final para convertirse en un antifragilista, porque si bien como ya vimos en capítulos anteriores, para que el sistema se mantenga antifrágil depende de la fragilidad de otros, es justo por esa razón que debemos evitar caer en el extremo opuesto donde con alevosia y ventaja nos hacemos antifrágiles a costa de otros.

Por lo tanto, Taleb nos presenta otra «Tríada»: en ella se distingue entre quienes no asumen riesgo alguno con sus actos o decisiones pero se aprovechan de otros individuos, quienes no se benefician de (ni perjudican a) terceros, y, por último, la admirable categoría de quienes se sacrifican (aquellas personas que asumen el daño en carne propia por el bien de otras).

Por último, algo en lo que este libro profundiza es en el tema del marketing, Taleb menciona que todo lo que requiere de un proceso de marketing para su comercialización está acompañado de efecto iatrogénicos y aquí de nueva cuenta y con el riesgo de parecer un fan, estoy de acuerdo con él, nada que realmente valga la pena comprarse hará uso del marketing, lo digo como mercadóloga.

Y es que siendo honestos, el marketing es un lugar nauseabundo lleno de falta de ética, un lugar lleno de gente que vende cosas sin importar los efectos secundarios con el pretexto de que «es que ni modo que no trabaje».

“Todo lo que vemos en las estanterías de los comercios está dominado por la presencia del mecanismo de «lo que sea más barato de producir para una especificación dada». Cuando venden lo que llaman «queso», las grandes empresas tienen un incentivo para proporcionarnos el pedazo de goma más barato de producir que contenga los ingredientes mínimos apropiados para que aún pueda ser denominado como queso, y adoptan las medidas encaminadas a ello estudiando cómo engañar a nuestras papilas gustativas. De hecho, tienen algo más que un simple incentivo: están diseñadas estructuralmente para suministrar el producto más económico posible que cumpla con las mínimas especificaciones.”

Es por eso que me atrevo a afirmar que todas las marcas, sobre todo, los grandes corporativos nos venden cosas desde el punto iatrogénico, cosas que a la larga terminan causando más daño que beneficios, para que luego nos vendan la idea de que la única forma de reparar esos daños es comprando más productos y así sucesivamente.

O como diría Taleb: 

“Todo aquello que tiene que comercializarse por medio de intensas campañas de marketing es necesariamente un producto inferior o dañino.”

Al final del día, este último libro encierra un solo «mandamiento»: No volverte antifragil a costa de la fragilidad de los demás.

Finalmente, aún en contra de la voluntad de Taleb y su odio hacia los listados, te voy a comaprtir lo que para mís serían los puntos para desarrollar antifragilidad.

  1. Abraza a la familia del caos y doméstica.
  2. Entiende la asimetría como una nueva fórmula de equilibrio que abandona la f´romula tradicional del 50% – 50% y la sustituye por 1% – 99%.
  3. Vuélvete redundante desarrollando opcionalidad.
  4. La redundancia provocará abundancia y antifragilidad.
  5. No te conviertas en un antifragilista a costa de la fragilidad de los demás, recuerda que eun sistema es tan fuerte como sus miembros más débiles.

Espero que hayas disfrutado, para descargar el libro te dejo el siguiente link que solo durará vivo a partir de hoy 5 de marzo del 2021 hasta  el 12 del mismo.

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