El emprendimiento tiene distintas connotaciones, la mayoría de ellas relacionadas con historias cenicienta, un día una persona no tenía nada, se le ocurrió una idea y ¡pum! Se transformó en unicornio o lo que es lo mismo, en una empresa multimillonaria.
Sin embargo, todas esas historias que parecieran fantásticas e inspiradoras han sido mutiladas y/o modificadas de tal manera que no nos han dejado claro qué hace que los emprendedores funcionen, específicamente, ¿cuáles son los rasgos y antecedentes personales de las personas que se convierten en emprendedores exitosos?
Incluso si lográramos responder a dichas preguntas, no obtendríamos una «fórmula universal» aplicable para todos, sin embargo, en las siguientes líneas encontrarás una recapitulación de elementos que intentarán resolver si esto del emprendimiento es para ti.
Comenzaré diciéndote que actualmente existen muchos sitios web con diferentes pruebas o test que puedes usar para evaluar principalmente tus aptitudes para la vida emprendedora.
Quizás la prueba más popular es la de la Agencia Federal para el Desarrollo de la Pequeña Empresa (SBA por sus siglas en inglés). Es una serie de 25 preguntas orientadas en tus habilidades y experiencia. El resultado que te arroja te dirá qué tan preparado estás para iniciar una empresa. Puedes encontrar el test en el siguiente enlace.
También está el propuesto por Harvard Business Review en 2015, el de la UCEDC, o el de la Comisión de Filipinos en el Extranjero.
Este tipo de pruebas suelen ser un buen lugar para comenzar, sobre todo, porque te ponen a pensar en diferentes áreas que quizás hasta ahora no habías considerado y posiblemente descubrirás que no solo se trata de tener disposición y una buena idea, sino que también requerirás otras habilidades y rasgos de personalidad.
Por supuesto que si entras a Google ahora mismo y haces una búsqueda relacionada a estos tipos de test, te encontrarás con un listado interminable, sin embargo hay elementos en común que hallarás entre todas esas pruebas, los más consistentes son:
Capacidad de ideación
Sin duda tener ideas es uno de los principales rasgos que definen a un emprendedor, pero no solo se trata de tener ideas aisladas, las ideas deben surgir de la identificación de un problema, ya sea local o global. Dicha capacidad de detectar y concebir nuevas soluciones es un elemento que no solo te servirá al inicio sino que se volverá parte central de tu emprendimiento.
Christopher Gergen y Gregg Vanourek, socios fundadores de New Mountain Ventures, una empresa de desarrollo de liderazgo empresarial, describen el proceso básico de emprendimiento de la siguiente manera: «Comprender un problema, captar todo su contexto, conectar puntos previamente desconectados y tener la visión, el coraje, el ingenio y la persistencia para ver la solución a través de la realización». Sin una comprensión completa de un problema, nuevas conexiones y una visión o dirección para una solución, no hay emprendimiento.
Capacidad de relacionarte con las personas
Haber identificado un problema o incluso una solución potencial es una cosa pero para ser un gran emprendedor, también debes hacer que otras personas valoren tu idea e inviertan en ella, ya sean socios, colaboradores, empleados, clientes o inversionistas. Tu capacidad para liderar, persuadir y construir una red, determinará si realmente serás capaz de llevar a buen término tu emprendimiento.
Cuando se trata de los inversionistas en particular, los empresarios en serie Evan Baehr y Evan Loomis escriben que «los inversionistas potenciales se harán tres preguntas simples durante una reunión»
- ¿Me gustas?
- ¿Confío en ti?
- ¿Quiero hacer negocios contigo?
Para ganarte la confianza de un inversionista, primero debes ser lo suficientemente atractivo e interesante como para que puedan conocerte lo suficientemente bien como para confiar en ti.
Aunque cabe mencionar que el emprendimiento exitoso no se trata sólo de convencer a otros sobre «lo brillante» que es tu idea, del mismo modo que no se trata sólo de obtener financiamientos. Todo lo que hagas o dejes de hacer producirá comentarios (positivos y negativos) sobre tu idea de negocio, sobre tu liderazgo o simplemente sobre cómo opera tu empresa. Esa información no valdrá nada si no sabes escuchar y aceptar la retroalimentación.
En una investigación de emprendedores de todo el mundo, los profesores de marketing Vincent Onyemah, Martha Rivera Pesquera y Abdul Ali encontraron que uno de los errores más comunes en la venta de una nueva oferta es el hecho de que los emprendedores no escuchan las quejas de sus clientes sobre el producto: «Algunos se dieron cuenta de que su pasión y ego les hacían responder negativamente a las ideas críticas e ignorar los cambios que más tarde vieron habrían aumentado la comercialización de sus ofertas».
Los emprendedores exitosos saben cuándo escuchar su intuición y cuándo seguir el consejo de los demás. También saben reconocer cuándo un proyecto no funciona y cuando es momento de cambiar a otra cosa. Al respecto, podemos retomar una frase de Joseph Conrad:
«Cualquier tonto puede continuar, pero sólo el sabio sabe cómo acortar la vela»
Capacidad de automotivación
Pareciera que la idea más atractiva de emprender es «ser tu propio jefe», todos anhelamos que nadie nos diga qué hacer. Por supuesto que eso puede ser una ventaja pero al final del día, también existen personas que de verdad necesitan a alguien que les diga qué hacer y al no tener a alguien que los desafíe o los motive, fracasan emprendiendo.
Cuando emprendes, incluso si tienes socios, no habrá nadie más haga esas cosas por ti. Los emprendedores exitosos están intrínsecamente motivados por los problemas que ven a su alrededor y las soluciones que conciben; prácticamente no pueden estarse quietos mientras haya trabajo que hacer (y siempre habrá más trabajo por hacer).
Por esta razón necesitan estar orientados a objetivos e intentar constante y continuamente diferentes maneras de llegar a ellos, cambiar las estrategias rápidamente cuando sea necesario. De hecho, la mayoría de las nuevas empresas, por muy bien planeadas que estén, son experimentales, y como emprendedor, necesitarás de una mentalidad experimental.
A diferencia de los gerentes corporativos más establecidos, un emprendedor necesita estar cómodo con el riesgo y no debe sentirse intimidado por la escasez de información (o de ningún tipo). En comparación con sus contrapartes corporativas, es mucho más probable que se encuentre en una situación en la que hacer una venta, conseguir un contrato o llegar a un acuerdo signifique la diferencia entre la supervivencia y la bancarrota.
Los emprendedores están tan cerca del borde del fracaso que cada decisión que tomen tendrá consecuencias muy importantes. Mientras que un gerente corporativo puede tomarse el lujo de decir, «Me gustaría tomarme más tiempo antes de poder tomar esta decisión», un emprendedor debe tomar decisiones en menor tiempo y en medio de la incertidumbre. Permanecer quieto y esperar más información no es una opción.
Habilidades financieras
Si bien siempre será imprescindible contar con un equipo de profesionales expertos en finanzas para tener bajo control todo lo que pueda llegar a surgir con tu emprendimiento, es necesario que tengas conocimiento al menos de los conceptos básicos, sino sabes cómo se produce el dinero tendrás pocas oportunidades para generarlo.
En resumen:
No importa cuál sea tu origen, seguramente existe un emprendimiento que puedas llevar a cabo. Sin embargo, es importante que reflexiones que emprender requiere una combinación de cualidades personales aunada a un tema de planificación estratégica. Si bien no tienes que ser el más inteligente, intrépido o extrovertido, sí debes contar un plan sólido, capacidad para ejecutarlo y un alto grado de automotivación para enfrentar todos los obstáculos y retos que encontrarás en el camino.
¿Tienes estas cualidades?